miércoles, 18 de septiembre de 2013

FOUCAULT Y BEATRIZ PRECIADO: DE LA BIOPOLÍTICA A LA PRODUCCIÓN DE CUERPOS SEXUADOS; APUNTES PARA UNA POLÍTICA DE LOS “LOS ANORMALES” _ Dr. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA



Biopolítica: disciplinas normalizadoras y poder regulatorio.


Biopolítica”, el término acuñado por Foucault, ha sido retomada por varios teóricos con cierta indeterminación, refiere al orden de una política determinada en su conjunto por la vida, orientada hacia su conservación y su control.1 Lo que significa, en principio, no “una política a propósito de la vida, o del viviente”, sino “la vida que determina la política”, o bien “la esfera de la política que es coextensiva a la esfera de la vida”.2


Para Foucault las técnicas o disciplinas normalizadoras se corresponden con lo que lo que hoy conocemos como “biopolítica”, esto es, la historia de los sistemas disciplinarios y de poder, un dispositivo de defensa de la sociedad, que a partir del siglo XIX se emplaza en términos de “guerra interna” contra los peligros originados en el propio cuerpo social.3 El biopoder en Foucault debe ser analizado en dos niveles4, por un lado, se encuentra el poder disciplinario y por otro el poder regulatorio.
En el primer caso, el objetivo es el cuerpo del ‘hombre’, donde su blanco es el conocimiento, poder y subyugación a través de instituciones como el escuela, la prisión, hospitales, ejércitos y todas aquellos organismos que describió detalladamente Foucault en sus taxonomías de las instituciones. En este primer nivel, las tácticas utilizadas para el disciplinamiento dicen relación con estudios y prácticas criminalísticas, y educacionales. En segundo lugar, está el poder regulatorio (biopolítica) cuyo objetivo ya no es individual si no social, se ocupa de la población y de la raza bajo consideraciones no sólo conductuales, sino también biológicas e higiénicas, La institución por excelencia definida por Foucault para realizar este tipo de regulación es el Estado, a través de prácticas demográficas, sociológicas, políticas de migración, de longevidad y de salud pública.


Para Foucault, de manera claramente más restringida, la palabra designaba el hecho de que, a partir del siglo XVIII, el control de las condiciones de la vida humana se convirtió en un asunto político expreso (salud, alimentación, demografía, exposición a los peligros naturales y técnicos, etc.). Hasta ese momento, el poder se interesaba poco por ello, ya que tenía otros objetos de atención más directos para su ejercicio antes que nada, en territorio.


De esta forma Michel Foucault traza por primera vez la ecuación entre el surgimiento del individuo moderno y el biopoder: en su análisis del poder disciplinario, Foucault descubre que las técnicas de sujección y de normalización de los individuos intervienen sobre el cuerpo, es decir, sobre la salud, la sexualidad, la herencia biológica o racial, la higiene, clasificando a la población y distribuyendo a sus miembros en el mapa definitorio de lo normal y lo anormal, de la peligrosidad criminal, de la enfermedad y la salud.
Foucault descubre que las técnicas de-sujeción y de normalización de las que surge el individuo moderno tienen como punto de aplicación primordial el cuerpo: es alrededor de la salud, la sexualidad, la herencia biológica o racial, la higiene, los modos de relación y de conducta con el propio cuerpo, que las técnicas de individuación constituyen a los sujetos y los distribuyen en el mapa definitorio de lo normal y lo anormal, de la peligrosidad criminal, de la enfermedad y la salud. Es, pues,a partir del umbral de lo biológico, en esa zona entre lo biológico y lo social, que las tecnologías modernas intervienen y colonizan, de un modo nuevo, aquello que el mundo clásico reservaba a la esfera de lo doméstico y de lo privado -la esfera del oikos-.5
El cuerpo y la vida, el cuerpo como instanciación del ser viviente del hombre, se tornan materia política: de esa materia está hecho el “individuo moderno” de Foucault. Foucault considera que las políticas totalitarias -la nazi en primer lugar, aunque también la socialista- han sido biopolíticas porque han estado dirigidas, más que a una dominación de sus adversarios, al dominio de una población, de una «raza» o de un «pueblo» definido según las normas de la salud de la vitalidad productiva, etc. (Foucault lo ordena todo bajo una categoría muy amplia de racismo).6


Foucault advierte que el Estado “comienza a incluir entre sus tareas esenciales el cuidado de la vida de la población” y “es ante todo por una progresiva generalización y redefinición del concepto de vida vegetativa u orgánica (que coincide ahora con el patrimonio biológico de la nación […]” .


Entre los refinados y numerosos matices conceptuales comentados por Agamben respecto de Deleuze, dice que este último (en Deseo y placer) manifiesta que, en rigor, la vida no es naturaleza sino “el campo de inmanencia variable del deseo”; es decir, en una equivalencia con el concepto de Spinoza referido al perseverar en su propio ser, desear es “desear el propio deseo, constituirse como deseante”. La vida es el campo de inmanencia variable del deseo. La potencia que constituye la vida en sentido primordial (el nutrirse), coincide con el deseo de conservar su propio ser que define la potencia de la vida como inmanencia absoluta.




Algunos antecedentes del biopoder dentro de la obra de Foucault.


La obra de Foucault suele dividirse en tres momentos o etapas intelectuales. Si se atiende al estudio introductorio a la edición en español de la obra Tecnologías del yo7, el primer momento se centra alrededor de la pregunta por el saber entendida como arqueología en los textos La historia de la locura y La arqueología del saber. El segundo momento hace relación a los primeros acercamientos de Foucault a la pregunta por el poder en textos como El orden del discurso, Vigilar y castigar y La voluntad de saber. Finalmente, Foucault se ocupará de la pregunta por el gobierno de los sujetos, es decir, por las técnicas y tecnologías de la subjetividad. Lo anterior se verá reflejado en los textos La inquietud de sí, El uso de los placeres y La gubernamentalidad.


Siguiendo este ordenamiento, en un primer momento de la obra de Foucault, se ubican los diversos discursos relacionados con la ciencia y su tendencia a objetivar el sujeto como lo hace la biología, la economía o la historia natural. En segundo lugar, Foucault se ocupa de lo que él mismo denomina prácticas escindentes (practiques divisantes), por medio de las cuales el sujeto es dividido en el interior de sí mismo o de los otros; una vez más este proceso hace de él un objeto susceptible de ser categorizado: EnfermoSano, LocoCuerdo, Criminal No Criminal. El tercer momento foucaultiano, con su énfasis en el sujeto, al igual que algunos puntos relevantes del segundo momento foucaultiano, serán el punto de partida de las reflexiones sobre los sujetos y su relación con el poder. Al respecto Foucault precisa:


Sin duda, el objetivo principal hoy no es descubrir, sino rechazar lo que somos. Nos es preciso imaginar y construir lo que podríamos ser para desembarazarnos de esta especie de “doble coerción” política que es la individualización y la totalización simultáneas de las estructuras del poder moderno. Podría decirse, para concluir, que el problema a la vez, político, ético, social y filosófico, que se nos plantea hoy no es tratar de liberar al individuo del Estado y sus instituciones, sino de liberarnos nosotros del Estado y del tipo de individualización que le es propio. Nos es preciso promover nuevas formas de subjetividad rechazando el tipo de individualidad que se nos ha impuesto durante siglos.”8


Antes que preocuparse por la génesis del Estado o por el surgimiento del moderno individualismo burgués, Foucault se va a preguntar por la tendencia de los modelos políticos modernos en pos del individualismo, al tiempo que refuerzan las instituciones y medidas tendientes a tomar a los individuos como un todo.
A propósito de la reflexión foucaultiana sobre el poder vale la pena resaltar como nuestro autor distingue entre dos paradigmas o formas de entender el poder. En primer lugar aborda la idea jurídica del poder, por la cual se atribuye al soberano el derecho legítimo que ejerce sobre los sujetos bajo la forma de contrato. En tanto que la segunda forma de entender el poder es denominada por Foucault forma disciplinaria del poder, en abierta oposición con la primera puesto que se caracteriza por ser anti soberana y anti jurídica. Se trata de una forma de control que ejerce la fuerza normalizando y creando las condiciones de vigilancia para imponer la docilidad de los sujetos.


La forma disciplinaria del poder es una forma de poder que, básicamente, no actúa sobre los sujetos, sino que los encausa hacia un horizonte de acción: No
disciplina, sino que normaliza9. No funciona con base en los ordenamientos jurídicos o los derechos, sino en normas y estándar es que aluden a una tecnología social. Es un poder que surge con el desarrollo de las ciencias humanas y, en particular, con el de las ciencias de la normalización. De tal modo que el poder no está centrado, sino que es difuso, no es propiedad exclusiva de nadie, sino anónimo, no se ejerce sino que se trasmite y se vive10.


En esta misma línea, a la hora de pensar el poder en Foucault, es preciso tener en cuenta dos “precauciones de método” al respecto: La primera es no considerar el poder como un fenómeno macizo y homogéneo, que opera en una sola dirección, sino como algo que circula en muchas direcciones y funciona en cadena. En una palabra: El poder es multidireccional y funciona siempre en red. La segunda precaución es que existen varios niveles en el ejercicio del poder. Foucault prefiere concentrarse en los niveles más bajos, allí donde la microfísica del poder trashuma por nuestro cuerpo (…) Tenemos entonces que Foucault distingue tres niveles de generalidad en el ejercicio del poder: un nivel microfísico en el que operarían las tecnologías disciplinarias y de producción de sujetos, así como las “tecnologías del yo” que buscan una producción autónoma de la subjetividad; un nivel mesofísico en el que se inscribe la gubernamentalidad del Estado moderno y su control sobre las poblaciones a través de la biopolítica; y un nivel macrofísico en el que se ubican los dispositivos supra estatales de seguridad que favorecen la libre competencia entre los Estados hegemónicos por los recursos naturales y humanos del planeta”.11




Formas de "gobierno sobre la vida": gubernamentalidad y modelo neoliberal.
Escuelas de pensamiento foucaultianas.12





Por otro lado al intentar describir las estrategias de resistencia a las técnicas de poder desplegadas por Foucault cabe distinguir entre dos formas de entender el "gobierno sobre la vida": una forma totalitaria, la otra neoliberal. Mucho más complicada es la cuestión de cómo resistir el gobierno neoliberal sobre la vida, justamente porque esta forma de gobierno es más un gobierno "de" la vida que "sobre" la vida. “El problema en relación con esto es que Foucault introdujo los términos de "gobierno" y de "biopolítica" pero nunca propuso una teoría sistemática acerca de la relación entre ellos. Por un lado, dentro de una discusión muy vasta sobre la gubernamentalidad, Foucault se da cuenta de que en la época moderna, el problema del gobierno comienza a centrarse en la vida biológica de los hombres y propone el análisis de una nueva forma de poder: el biopoder”.13 Ahora bien, aquí cabe una precisión fundamental, los intérpretes de Foucault se dividen en dos escuelas de pensamiento: por un lado, aquellos que dan una cierta prioridad a la biopolítica sobre el gobierno (y en general, podemos decir que ésta es la recepción italiana de Foucault), y por otro lado, aquellos que dan una cierta prioridad al problema del gobierno en cuanto una nueva mutación del poder/saber (y en general, podemos decir que ésta es la recepción anglosajona y franco-alemana de Foucault).14

Para Foucault, la idea de "gobierno" es una forma de "control" -poder- o de "regulación" que se ejerce a partir de la "naturaleza" misma de las cosas; no se aplica "desde afuera" a éstas, sino que les es inmanente. Ahora, para entender la resistencia posible a una gubernamentalidad neoliberal, se debe entender sobre cuáles lógicas de la vida se modela tal gubernamentalidad. Tales lógicas son muy variadas -algunas de ellas con pretensiones epistemológicas-: van desde lógicas darwinistas (evolución), o nietzscheanas (voluntad de poder), hasta lógicas del tipo explorado por Canguilhem (normativas), o por Derrida y Esposito, del tipo "autoinmunitario", etc.


Ahora bien de la Sociedad Disciplinaria de Michel Foucault se comienza esbozar la idea de lo que vendría luego: la Sociedad de Control y es precisamente esta obra de Deleuze Postdata sobre las Sociedades de Control, la que ensambla con las reflexiones de Peter Sloterdijk En el mundo interior del capital a partir de ciertas reflexiones sobre la sociedad posmoderna, la influencia de los medios de comunicación y los cambios tecnológicos de los últimos años.15
Foucault: las tecnologías del yo y la gubernamentalidad


La tecnología política tiene el objetivo de corregir la “anomalía” de los individuos y ajustar sus campos de acción a lo socialmente deseable y adecuado.
La tecnología del yo dice relación a las prácticas por las cuales los individuos se constituyen así mismo como sujetos, dentro de un sistema atravesado por un sinnúmero de relaciones de poder. Las tecnologías del yo entran en acción cuando, en la aplicación de una tecnología política, el individuo es conducido a tomar conciencia de su “anormalidad” o “falta” pero es inconsciente de aquello a lo que se induce. Así los sujetos solicitan, por iniciativa propia, ser tratados nuevamente por una tecnología política, con sus respectivas técnicas de intervención.
La gubernamentalidad se expresa en medidas estatales que operan sobre la producción de conocimientos, cuya elaboración emana de un conjunto de instituciones, expertos y disciplinas destinados a constituir un régimen social normalizador. En ese sentido, todo ese aparato de saberes e instituciones sociales va dirigido a identificar, clasificar y tipificar el grado de “anormalidad” de los individuos con el propósito de normalizarlos, modificarlos y acomodarlos a un orden social concebido por el discurso emanado del poder del Estado.
Estas medidas gubernamentales no tienen el propósito último de castigar o reprimir, sino de administrar la conducta de los individuos actuando sobre sus posibilidades de acción, “concientizándolos” de tal es posibilidades y anormalidades.
En su conferencia y posterior texto de 1981, Omnes Et Singulatum, Hacia una crítica de la razón política, Foucault señala como un hecho evidente el de que las sociedades europeas han evolucionado, gradualmente, hacia formas cada vez más centralizadas en cuanto al ejercicio del poder político.
Paralelo a este fenómeno, y en apariencia, contrario se da, según Foucault, un desarrollo rastreable de ciertas técnicas de poder orientadas hacia los individuos y destinadas a gobernar sobre éstos continuamente: “Si el Estado es la forma política de un poder centralizado y centralizador, llamemos pastorado al poder individualizador”. Así, la apuesta epistemológica de Foucault, estará encaminada a rastrear los orígenes, las conexiones y la evolución entre este poder individualizador y su contraparte, en los modelos de Estado venidos tras la revolución francesa.


Al distinguir entre “sociedades soberanas” y “sociedades disciplinarias” Foucault ya había señalado el paso, que ocurre en la época moderna, de una forma de poder que decide sobre la muerte y la ritualiza, a una nueva forma de poder que calcula técnicamente la vida en términos de población, de salud o de interés nacional. Por otra parte, precisamente en ese momento aparece la nueva separación homosexual/heterosexual.16 Trabajando en la línea iniciada por Audre Lorde, Ti-Grace Atkinson y el manifiesto “The-Woman-Identified-Woman”17 “Radicalesbians”, Wittig llegó a describir la heterosexualidad no como una práctica sexual sino como un régimen político, que forma parte de la administración de los cuerpos y de la gestión calculada de la vida, es decir, como parte de la “biopolítica”18. Una lectura cruzada de Wittig y de Foucault permitió a comienzos de los años 80 que se diera una definición de la heterosexualidad como tecnología bio-política destinada a producir cuerpos heteros. 


 
FOUCAULT: BIOPOLÍTICA, HIGIENE SOCIAL Y DISEÑO DEL “CUERPO BIOLÓGICO DE LA NACIÓN.
Dr. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA
   1Dr. Adolfo Vásquez Rocca: Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, mención Filosofía Contemporánea y Estética. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. Profesor  de la Escuela de Periodismo, Profesor Adjunto Escuela de Psicología y de la Facultad de Arquitectura UNAB Santiago.
   Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. – Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo Theoria – Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado –UCM. Eastern Mediterranean University - Academia.edu. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. –Investigador Asociado y Profesor adjunto de la Escuela Matríztica de Santiago –dirigida por el Dr. Humberto Maturana. Consultor Experto del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC)– Artista conceptual. Crítico de Arte. Ha publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008. Invitado especial a la International Conference de la Trienal de Arquitectura de Lisboa | Lisbon Architecture Triennale 2011. Traducido al Francés - Publicado en la sección Architecture de la Anthologie: Le Néant Dans la Pensée Contemporaine . Publications du Centre Français d'Iconologie Comparée CFIC, Bès Editions , París, © 2012. Profesor de Postgrado, Magister en Biología-Cultural, Escuela Matríztica de Santiago y Universidad Mayor 2013.
http://www.danoex.net/adolfovasquezrocca.html
     E-mail: adolfovrocca@gmail.com




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


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ARTÍCULOS:


- AGAMBEN, Giorgio, (2009): La inmanencia absoluta, en Ensayos sobre Biopolítica, Buenos Aires, Ed. Paidós, pp. 59 – 92; Originalmente en “L'immanenza absoluta” en Aut.aut, Nº 276, 1996, pp. 39 – 57.


  • VASQUEZ, Adolfo, (2007) Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización. Valencia: Colección Novatores, 2007.
1NANCY, Jean-Luc, La creación del mundo o la mundialización, Editorial Paidós, Barcelona, 2003, Barcelona, p. 115
2Sin duda, se encuentran también usos más restringidos del término. Pero aquí sólo se consideran los más propiamente filosóficos y que implican, proposiciones que revalúan fundamentalmente cada uno de los términos que lo componen.
3 FOUCAULT, Michel, (1977): Historia de la sexualidad – Vol 1: La voluntad de saber. México: Siglo XXI
4 TAYLOR, Dianna, (2011): Michel Foucault. Key Concepts. Reino Unido: Acumen.
5DELEUZE -FOUCAULT- AGAMBEN, Ensayos sobre Biopolítica: Excesos de vida, Giorgi, Gabriel y Rodríguez, Fermín (comps) [Gilles Deleuze /Michel Foucault /Antonio Negri / Slavov Zizek / Giorgio Agamben], Editorial Paidós, Buenos Aires, 2009.
6NANCY, Jean-Luc, La creación del mundo o la mundialización, Editorial Paidós, Barcelona, 2003, Barcelona, p. 116
7FOUCAULT, Michael. Tecnologías del yo y otros textos afines. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, 1990. p.12-13.
8Ibid., p.24.
9MENDIETA, Eduardo, “'Hacer vivir y dejar morir': Foucault y la genealogía del racismo”. En: Tabula Rasa, Bogotá, Nº.6, enero–junio (2007); p.140.
10Ibid., p.141-142.
11CASTRO, Santiago. “Michel Foucault y la colonialidad del poder”. En: Tabula Rasa, Bogotá, No.6, enero–junio (2 007); p.162.
12La recepción italiana y la recepción anglosajona y franco-alemana
13 LEMM, Vanessa y [M. Vatter , B. Noys y G.Chirolla], “Poder, vida y subjetivación”, Revista de Estudios Sociales, Universidad de los Andes, Colombia, Nº 43, 2012, 166-173
14Ibid.
15VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "Sloterdijk, Agamben y Nietzsche: Biopolítica, posthumanismo y Biopoder" En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nº 23 | Julio-Diciembre.2009 (I) pp. 291-302
16PRECIADO, Beatriz, “Multitudes Queer: notas de una política para 'los anormales'”, En Revista Multitudes. Nº 12. París, 2010
17Radicalesbians, « The Woman-Identified Woman », en Anne Koedt, dir. Notes from the Third Year, New York, 1971. 
18Michel Foucault, Historia de la sexualidad, Volumen I, Siglo XXI, Madrid, 1979. 


FOUCAULT Y BEATRIZ PRECIADO: DE LA BIOPOLÍTICA A LA PRODUCCIÓN DE CUERPOS SEXUADOS; APUNTES PARA UNA POLÍTICA DE LOS “LOS ANORMALES” _ Dr. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA

KATE MOSS Y THE ROLLING STONES: LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO O LA POSMODERNIDAD NIHILISTA Por ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA

 

KATE MOSS

 

 Kate Moss

La modelo británica y sus excesos.
2013 DESASTRE. Así terminó la noche de Moss.



 KATE MOSS AND THE ROLLING STONES


Una vez más, Kate Moss salió a divertirse y terminó mal. La súpermodelo, de 39 años, asistió a dos eventos: la inauguración de un nuevo local de Longchamp en Regent Street y la fiesta de la revista W en un hotel londinense.
Al final de la noche, Kate terminó así:
Subida a un taxi, la modelo no pudo ni sostener la cabeza:
Para la ocasión, Kate eligió un extravagante: un minishort negro, cortito y ajustado, con medias negras y una blusa negra, tapada hasta el cuello, con una pequeña abertura. Eso sí: era casi transparente:
Lo acompañó con un cinturón que simulaba un lazo, una cartera azul y zapatos negros.
Para cubrirse, eligió un tapado plateado:
Adentro de la fiesta ya se veía que la noche no terminaría bien:
El glamour y la moda, junto con las indispensables gafas oscuras, quedaron atrás para Kate Moss, pues terminó dormida toda descompuesta tras una larga noche de copas y así fue sorprendida por los paparazzi.
10 millones de dólares anuales factura la modelo británica de 39 años, según la revista 'Forbes'
La top model británica de 39 años fue captada subiéndose a un taxi desarreglada, algo inestable en sus movimientos y recibiendo ayuda de una amiga para mantenerse en pie.
La súpermodelo y esposa del rockero Jamie Hince, del grupo The Kills, quiso cumplir con las invitaciones que recibió, por lo que no se perdió ninguna fiesta de la Semana de la Moda en Londres: primero fue a la inauguración de un nuevo local de la marca de bolsos Longchamp en Regent Street, y luego a la exclusiva celebración de la revista W en un hotel de la capital del Reino Unido. 
83-57-88 son sus medidas
En la noche londinense también se vio a la estrella de Hollywood, Zoe Saldana y al cantante de The Rolling Stones, Mick Jagger, por lo que no habrá sido la única que bebió algunas copas de más, solo que ella no fue precavida a la hora de retirarse del lugar y evitar salir justo por donde aguardaban todos los fotógrafos. 





Adolfo Vásquez Rocca - Doctor en Filosofía


ADOLFO VASQUEZ ROCCA


KATE MOSS

 

 Kate Moss and The Rolling Stones


Adolfo Vásquez Rocca - Doctor en Filosofía


VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO 

La moda en la postmodernidad
Deconstrucción del fenómeno fashion
Adolfo Vásquez Rocca
>>> CV


El tema de la moda lejos de ser un asunto meramente banal constituye un documento estético sociológico que da clara cuenta de las sensibilidades de una época, en particular de la voluntad de ruptura e innovación o, por otra parte, de férreo conservadurismo, quedando definido el asunto del vestir como un asunto sustancialmente político.
La moda ésta en la calle y por lo tanto es parte constitutiva de la res pública. Por ello, este artículo, al intentar dar cuenta del fenómeno fashion, supone ampliar la reflexión –más allá del asunto relativo al vestir– al contexto sociocultural y antropológico que supone.
La moda ha pasado a formar parte de las preocupaciones políticas asociadas a la democratización. La idea de que las sociedades contemporáneas se organizan bajo la ley de la renovación imperativa, de la caducidad orquestada, de la imagen, del reclamo espectacular y de la diferenciación marginal fue desarrollada –principalmente– en Francia por autores situacionistas como Debord y los teóricos más atentos a los fenómenos de la modernidad tardía, los así llamados profetas de la postmodernidad, a saber Lipovetsky y Braudrillard.
Por su parte M. Kundera se concentra en la imagología, es decir, la capacidad de creación de simulacros y sucedáneos, como el milagro materialista de nuestro tiempo (1).
El devenir moda de nuestras sociedades se identifica con la institucionalización del consumo, la creación a gran escala de necesidades artificiales y a la normalización e hipercontrol de la vida privada.
Desde el periodo de entreguerras, con el surgimiento del “prêt à porter”, la moda del vestir no ha hecho más que avanzar en un continuo proceso de democratización.
En este sentido, la moda es un instrumento democrático que pretende lograr el consenso social, un medio, por otro lado dudoso, pues bajo la apariencia de una gran pluralidad y liberalidad genera una indiscutible homogeneidad.
La sociedad de consumo supone la programación de lo cotidiano; manipula y determina la vida individual y social en todos sus intersticios; todo se transforma en artificio e ilusión al servicio del imaginario capitalista y de los intereses de las clases dominantes. El imperio de la seducción y de la obsolescencia; el sistema fetichista de la apariencia y alienación generalizada (2).


La moda como espectáculo. Relaciones entre individualismo, frivolidad y poder
En las sociedades contemporáneas las novedades se han abierto paso a golpes de botas de cuero. Una fantasía individual, seguida por modelos anoréxicas, acompañadas de bandas rock y andróginos super-star. La autonomía de esta estética y de sus agentes sociales –los diseñadores– los nuevos gurús del poder de las apariencias (J.P. Gaultier, Alexander McQueen, Vivienne Westwood, John Galliano, etc.) han convertido el estreno de cada nueva colección en uno de los eventos más distintivos de la sociedad del espectáculo, en un fenómeno mediático que “pone en juego esa tensión radical entre un aparente individualismo, y una sutil masificación y alienación” (3).
El imperio de las marcas y el desfile de quinceañeras uniformadas en todo el mundo, son grupos que hacen de la moda “alternativa” otro objeto de consumo.
Por otra parte, cabe notar que, paradojalmente, un exceso crítico frente al carácter alienante de la moda, se convierte el mismo en una moda –postura o impostura – para uso de la clase intelectual.

Fashion y espectáculo
En algunos países se usa la expresión una “mujer producida” para referirse a aquella que ha fabricado o construido su imagen, ya sea con el maquillaje o el vestuario, en definitiva por el claro acento de su “look”. La expresión “producción” en este caso está asociada a los “productores” –de imagen– que se mueven en el mundo del espectáculo.
Cuando la moda accede a la modernidad se convierte en una empresa de creación –o producción– pero también en espectáculo publicitario.
Frente a la alta costura surge el “prêt–à–porter”, lo cual no significó en absoluto una democratización de la moda, sino más bien uniformidad o igualación de la apariencia; nuevos signos más sutiles y matizados, especialmente firmas, cortes, tejidos, fibras, continuaron asegurando las funciones de distinción y excelencia sociales. La democratización significó una reducción de los signos de diferenciación social, a criterios como la esbeltez, la juventud, el sex-appeal, la comodidad, la naturalidad y cierto minimalismo. La moda, en este sentido, no eliminó los signos de rango social, sino que los reemplazó promoviendo referencias que valoraban más los atributos de tipo más personal como los referidos, esbeltez, juventud, etc.
Pese a lo anterior podemos citar algunas estrategias para burlar estos nuevos imperativos. Andy Warhol en Mi Filosofía... señala que decidió “tener canas para que nadie pueda saber qué edad tenía y parecer más joven de lo que los otros creyeran que sería” (4). Su argumento era que ganaba mucho volviéndose canoso, pues todos se sorprenderían de lo joven que parecería y se sacaría de encima la responsabilidad de actuar como un joven: podría ocasionalmente caer en la excentricidad o en la senilidad y nadie opinaría al respecto dado su cabello canoso. “Cuando tienes canas –señala Warhol–, cada movimiento que haces parece joven y ágil en lugar de ser sólo normal” (5). Así pues, Warhol, se tiñó el pelo de blanco a los veinticuatro años.

El cuerpo como experimento
Volviendo a nuestra reflexión acerca de los cambios en los signos de status social promovidos por el imperio de la seducción, debemos atender a las exigencias que la moda hace al cuerpo, convirtiéndolo en un escenario de representación.
Estos cambios nos convierten en “primitivos modernos”. No cesamos de forzar los límites naturales del cuerpo para hacerlo más bello y deseable.
Según las culturas, se forma o se deforma la anatomía en una serie de experiencias dolorosas, que son parte integrante de nuestra civilización.
De todas las alteraciones corporales el tatuaje es la más extendida. Los “primitivos modernos” imitan a los auténticos primitivos inventando nuevos diseños que pueden llegar a cubrir todo el cuerpo.
Al modo como cuando a una muchacha de Etiopía se le introduce un disco de tierra cocida o de madera en el labio inferior. Cuanto mayor es la superficie en forma de plato, más bella y cara es la mujer. Al mismo tiempo ¿cuánto puede valer una modelo occidental que se ha engrosado los labios con inyecciones de silicona?
Los Ibitoes de Nueva Guinea valoran las cinturas angostas y para ello las comprimen con tiras de tela y madera. En nuestra sociedad un talle muy fino ha constituido el ideal de la belleza femenina.
Como se ve, al igual que el arte, la moda sigue las leyes del progreso técnico y se hace autónoma respecto a la belleza. Para el caso del vestir, por ejemplo, comprobamos en la actualidad la autonomía del vestido respecto al cuerpo –el caso tan conocido del tallaje– y respecto del diseño e incluso respecto del vestir mismo: las últimas tendencias consisten justamente en deconstruir el vestido (6).
En las fiestas de máscaras, también especie de ceremonias rituales vigentes aún en las sociedades contemporáneas, las personas parecen haber elegido cuidadosamente su disfraz y esa noche aunque sólo sea mientras dura la fiesta, serán aquello que siempre han querido ser. Se han librado de su disfraz cotidiano –del aspecto habitual que llevan al trabajo todos los días– y han decidido adoptar un aire seductor o trasgresor. El estado final de la metamorfosis es el personaje. Los simulados “punks” se han metamorfoseado en auténticos transgresores porque a su careta (personaje) le están permitidos todos los excesos que a ellos les están vetados. Una forma atávica y ritual de liberarse de los miedos e inhibiciones.
Un espectador distanciado tendría una curiosa sensación: la de que todo esto bien podría tratarse de una reunión en un local de moda: una pasarela. Aunque desde una óptica más antropológica, en las fiestas de máscaras podríamos encontrar también –siguiendo nuestra híbrida categoría del “primitivo moderno”– resonancias tribales.
La metamorfosis ha sido desde siempre una de las obsesiones recurrentes del ser humano y a menudo representa, de forma patente y brutal, el deseo implícito de subvertir lo establecido. Asociado a ella se puede adivinar el engaño, la apariencia, en otras palabras el disfraz.
Es necesario, sin embargo, distinguir entre metamorfosis e imitación: la metamorfosis es percibir como propias las características del otro, una posición cómoda de usar y tirar.
Lo peligroso de todo disfraz es que es posible acabar por encontrarse en la complicada y ambigua posición del travestido.
La metamorfosis en un ser del sexo contrario –o su imitación– es una de las más extendidas en la historia de la humanidad (la más básica pareja de opuestos). Se trata de esas mujeres con tacones altos y maquillajes exagerados, esos hombres con barbas y brazos inundados de tatuajes –sin duda calcomanías socorridas que mañana desaparecerán con agua –. Son las Marylyn’s y los marineros; no son hombres ni son mujeres, son la esencia de lo masculino y lo femenino, son lo narrativo del estereotipo.
Sin embargo, el estereotipo es una categorización reducida a sus rasgos más grotescos, esto es, a una caricatura. De modo que ser estereotipado es vivir una “identidad” clausurada por la mirada generalizadora y etiquetadora del otro. Como dirá Sartre “el otro es una mirada de la cual soy objeto” (7) y a través de ella logro mi objetividad.


La teatralidad de la vida social
Nos vestimos al caer en la cuenta de que estamos presentes ante otros, que son ajenos a nuestra (propia) interioridad. Ante esa mirada del otro configuro mi exterioridad como expresión de lo que soy. Esto nos enriquece, porque añade a nuestro ser corporal nuevos significados que expresan la riqueza interior, dándole así a nuestra apariencia (externa) una gran profundidad.
La constitución de nuestra identidad, como intento mostrar, tiene lugar desde la alteridad, desde la mirada del otro que me objetiva –que otorga consistencia a mi ser –, que me convierte en espectáculo. Ante él estoy en escena, experimentando las tortuosas exigencias de la teatralidad de la vida social.

 NOTAS

(1) RIVIERE, M,  Lo cursi y el poder de la moda, Editorial Espasa  calpe, Buenos Aires,  1992, p. 161.
(2) DEBORD, Guy, La sociedad del espectáculo, Ed. Pre –Textos, Valencia, 1999, cap. II La mercancía como espectáculo. P. 51 y sgtes.
(3) DEBOR, Guy, La Sociedad del Espectáculo, Ed. Pre–Textos, Valencia, 1999, cap. VIII, La negación y el Consumo de la Cultura, p. 151 y sgtes.
(4) WARHOL, Andy. Mi filosofía de A a B y de B a, Ed. TusQuets. Barcelona 1998, p. 108-109.
(5) WARHOL, Andy. Mi filosofía de A a B y de B a, Ed. TusQuets. Barcelona 1998, p. 109.
(6) URREA, I., Desvistiendo el Siglo XX. Ed. EIUNSA, Barcelona, 1999.
(7) SARTRE, J.P.: El ser y la nada, Ed. Losada, Buenos Aires, 1966.
(8) RIVIERE, M, Diccionario de la moda, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1996.
(9) DE DIEGO, Estrella El andrógino sexuado, Ed. Visor, Colección La Balsa de la Medusa, 53, Madrid 1992, p. 90.
(10) COUPLAND, Douglas, Generación “X”, Ed. B, S. A., Barcelona, 1993, p. 162.
(11) WARHOL, Andy. Mi filosofía de A a B y de B a, Ed. TusQuets, Barcelona, 1998, p. 69.
(12) VEBLEN, T, Veblen, T. (1995): Teoría de la clase ociosa, Fondo de Cultura Económica, México (primera edición 1899) p. 98.
(13) BALZAC, Honoré de, Tratado de la vida elegante, Editorial Casiopea, Barcelona, 2001.
(14) BAUDRILLARD, Jean, The Consumer Society, SAGE Publication, 1998, p. 100.

 

Adolfo Vásquez Rocca - Doctor en Filosofía


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