miércoles, 27 de marzo de 2013

SIMPOSIO "ESTÉTICA Y CRÍTICA DE ARTE": EL GUSTO, EL ESTILO Y LA SUBJETIVIDAD POSMODERNA POR ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA PHD.

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        LO NAUSEABUNDO: "SOBRE EDUCACIÓN, GUSTO Y GÉNERO"

          <http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/32/68/24delrosario.pdf>


CITA Y REFERENCIA:
→ VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “EL GIRO ESTÉTICO DE LA EPISTEMOLOGÍA; LA FICCIÓN COMO CONOCIMIENTO, SUBJETIVIDAD Y TEXT
O”, En Revista AISTHESIS, INSTITUTO DE ESTÉTICA, PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE, PUC, Nº. 40, 2006 , pags. 45-61. Ver ↓
<http://dialnet.unirioja.es/servlet/dcfichero_articulo?codigo=2347653>
- LO NAUSEABUNDO: "SOBRE EDUCACIÓN, GUSTO Y GÉNERO"
<http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/32/68/24delrosario.pdf>
Ps. Constanza del Rosario. Psicóloga - Magister en Relaciones de Género, Universidad de Zaragoza. España.
          <http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/32/68/24delrosario.pdf>


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En Simposio Internacional de Estética "Reflexiones sobre el Gusto"
Universidad de Zaragoza.
<http://ifc.dpz.es/publicaciones/ver/id/3268>
Actas del Simposio Reflexiones sobre el gusto, celebrado en Zaragoza noviembre de 2012- Edición: IFC- ISBN 978-84-9911-210-7
Colección: Actas ARTE > Arte contemporáneo

SIMPOSIO "ESTÉTICA Y CRÍTICA DE ARTE": EL GUSTO, EL ESTILO Y LA SUBJETIVIDAD POSMODERNA POR ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA

CITA Y REFERENCIA:
→ VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “EL GIRO ESTÉTICO DE LA EPISTEMOLOGÍA; LA FICCIÓN COMO CONOCIMIENTO, SUBJETIVIDAD Y TEXTO”, En Revista AISTHESIS, INSTITUTO DE ESTÉTICA, PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE, PUC, Nº. 40, 2006 , pags. 45-61. Ver ↓
<http://dialnet.unirioja.es/servlet/dcfichero_articulo?codigo=2347653>
Adolfo Vásquez Rocca PHD.

El giro estético de la epistemología;

La ficción como conocimiento, subjetividad y texto.


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Adolfo Vásquez Rocca
Doctor en Filosofía
Resumen
En el presente trabajo se analizará el alcance de la ficción como conocimiento, subjetividad y texto, así como la relación entre mundo y lenguaje. Se intentará dar cuenta del giro estético de la epistemología así como del carácter ficcional de la realidad. Es así como la expansión de las categorías estéticas –en el dominio de lo óntico y no sólo en el de lo semiótico-cultural– proporcionará el único paradigma posible en las nuevas condiciones de nuestro trato con la realidad. A este respecto, especial atención merecerán la categorías de narratividad y mundo posible como instancias fundamentales de la hermenéutica postmoderna.

SIMPOSIO "ESTÉTICA Y CRÍTICA DE ARTE": EL GUSTO, EL ESTILO Y LA SUBJETIVIDAD POSMODERNA POR ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA

 
Palabras claves
Estética – epistemología – ficción – narratividad – verdad
The aesthetic turn of the epistemology;
The fiction like knowledge, subjectivity and text.
Abstract
In the present work will analyze the reaches of the fiction like knowledge, subjectivity and text, as well as the relation between world and language. It will be tried to give account of the aesthetic turn of the epistemology as well as of the fictional character of the reality. It is as well as the expansion of the aesthetic categories –in the dominion of the ontic and not only in the one of the semiotic-cultural– thing it will provide the only possible paradigm in the new conditions of our relation with the reality. In this respect, special attention will deserve the categories of narrativity and possible world like foundations instances of the postmodern hermeneutic.
Key words
Aesthetic - epistemology - fiction - narrativity – truth


1.- El giro estético de la epistemología.
La relación interna entre filosofía, literatura y arte permite examinar con propiedad qué significan la pluralidad y complejidad en los usos de la razón. Posibilita la aproximación a esos usos y figuras desde un ángulo privilegiado. El interés por lo literario y artístico no tendría por qué significar un apresurado abandono del modelo discursivo y analítico –que es característico de la filosofía–, sino más bien el acceso a un punto de vista más completo, un nuevo método reflexivo, otro límite crítico. Esta perspectiva facilita la puesta al día de las tesis contemporáneas sobre la filosofía como emancipación, esto es, como una salida de la minoría de edad. Es así como la estética ya no aparece como una disciplina emplazada de modo periférico en la cartografía de la organización del saber y en la enseñanza de las humanidades, sino como la clave hermenéutica que permite entender el carácter ficcional de la realidad. Este fenómeno, el de la "estetización generalizada", constituye una revitalización para la filosofía, la que sale del estrecho ámbito en que permanecía recluida por el paradigma cientificista aceptado y canonizado por la tradición moderna.
La expansión de las categorías estéticas proporciona el único paradigma posible en las nuevas condiciones de nuestro trato con la realidad. Mi opinión es que nuestra concepción –postmoderna– de la realidad, nuestra “filosofía primera”, se ha vuelto, en un sentido elemental, estética. “Filosofía primera” es el título de aquel capítulo de la ciencia en donde se hacen las afirmaciones fundamentales sobre la realidad.
Aquí viene a cuenta la afirmación del carácter ficcional de la realidad, aspecto central de las ideas aquí en curso. Espacios ficcionales, campos de proyección de la experiencia, métodos y perspectivas transdisciplinarias constituyen los distintos niveles a través de los cuales se trata de definir un nexo complejo entre discursos. La ficción como conocimiento, subjetividad y texto, así como la relación entre mundo y lenguaje pretenden acotar algunas dimensiones de esa relación.
Desde hace algún tiempo, la crítica de la cultura viene considerando con especial atención algunos de los nexos que aquí se proponen entre ficción y conocimiento, probablemente porque los criterios para construir y reconstruir una visión de lo real tienden a definirse cada vez más en términos de transición, desplazamiento, deriva, desmantelamiento y fractura. La Filosofía y las artes narrativas –como la literatura y el cine– han sido disciplinas particularmente sensibles al clima de estas controversias en las que se deja entrever cierta fatiga de material e inequívocos signos de cansancio, momento propicio para analizar la fase larvaria del proyecto postmoderno (Koslowski,1987, 126) pues como decía Kafka, la estructura de una casa sólo aparece cuando la edificación está en ruinas.

La estética entiende a la filosofía como creatividad y, en consecuencia, el pensamiento contemporáneo expresa sus inquietudes considerando el arte como origen y germen de sus reflexiones. Los problemas estéticos no son asuntos periféricos de la vida colectiva, sino que se han convertido en un proceso social que gobierna la producción y consumo de objetos, la publicidad y la cultura.
Los objetos artísticos poseen -en este sentido- una particular dimensión ontológica y cognoscitiva, adquiriendo el estatuto de huella antropológica, de síntoma histórico-cultural de determinadas sensibilidades propias de la comunidad que las realizó.
En las producciones artísticas –con sus resonancias filosóficas y espirituales– es posible leer la sensibilidad de un época o, si se quiere, la condición psicológica de la humanidad en una situación dada. Los cambios de sensibilidad se reflejan en las variaciones de estilo, los que no son (y no pueden ser) arbitrarios o accidentales, sino más bien han de hallarse en conexión regular con los cambios que se verifican en la constitución psico-espiritual de la humanidad, cambios que se reflejan en la historia de los mitos, del inconsciente colectivo, de las religiones, de los sistemas filosóficos, de las instituciones de la sociedad occidental.
Lo que aquí se persigue es la superación de la discontinuidad arte-vida, trascender la discontinuidad de los signos que intervienen lo real, producir una fractura en los procesos institucionalizados de delimitación, de los ritos separadores y normas diferenciadoras, de las anquilosadas formas del relato, en un arte que corre el peligro de volverse inocuo bajo el influjo de la tradición aristocratizante de las Bellas Artes, de la academia y el museo donde incluso el horizonte estético de la vanguardia se transmite ya como clasicismo de la contemporaneidad. Donde incluso la visualidad de masas, subsumida por las formas industriales de producción, ha perdido su potencial insurrecto, su posibilidad de socavar los cimientos del establishment cultural, de deconstruir los aparatos ideológicos enquistados -inadvertidamente- en los sistemas narrativos que nos han colonizado, como la teoría del conflicto central propio de la industria hollywoodense y que creadores como Ruiz han combatido sin capitular.
La razón narrativo-poética –o la “lógica” del discurso estético– es una razón volcada hacia la revelación interpretativa de su objeto. En la razón poética aparece, lo que podemos denominar, una conciencia hermenéutica. Es esta una razón volcada hacia la capacidad interpretativa de la razón.
Los mundos ingentes del arte poseen una consistencia ontológica propia, constituyen una realidad autónoma, con un telos propio, no ordenada a ser representación alguna de otra realidad, aun cuando pueden interpelarla, parodiarla o negarla, siendo pues el arte un simulacro de resonancias interpretativas, un campo de proyección de la experiencia.
- Los mundos del texto
Los textos contienen universos semánticos que pueden ser descritos como mundos. Los mundos del texto pueden hacer referencia al mundo real o pueden producir mundos posibles, contrafácticos, alternativos. Es el caso de los textos de ficción, que se especializan en la construcción de mundos comunicables, aunque no habitables. Los mundos posibles del texto son construcciones culturales, mundos de papel, cuyo espesor real es puramente semiótico. Como producciones de la imaginación humana no son desdeñables, pues al distanciarse de las limitaciones del mundo real, nos permiten contemplar nuestros anhelos, sueños o posibilidades. Por otra parte, al retornar desde ellos al mundo cotidiano, contribuyen a iluminarlo, a percibirlo desde una óptica diferente. También hay que pensar las relaciones entre el mundo construido o reconstruido por el texto y el mundo social o natural. Los mundos construidos por la cultura, amueblados culturalmente por las artes y las ciencias, son mundos intermedios entre los mundos fácticos y contrafácticos. Así, la actividad específicamente humana es la construcción de mundos y a ella se aplican las construcciones culturales, científicas y mitológicas, entre otras. El placer del texto artístico (y el de todas las artes según sus modos de producción significante) nos libera de nuestras limitaciones de seres biológicos y nos permite pensarnos como seres que encuentran en la expresión de los sentimientos e ideas estéticas y creativas un nuevo estado de ser, que arrancando de él, supera con mucho, el sustrato biológico sobre el que se encuentra asentada nuestra vida.
Ahora bien, el dominio semántico del texto narrativo contiene varios submundos. El dominio semántico del texto es así una colección de mundos posibles ensamblados –entramados– unos con otros, en una especie de empotramiento recursivo.
Umberto Eco (191) presenta la idea de una oposición entre mundos reales y posibles dentro de la trama (la "fábula" en su terminología) del texto narrativo. Este contraste le permite estudiar la interacción de hechos narrativos, las representaciones de los caracteres de estos hechos, y sus creencias sobre las creencias de otros caracteres. Él también aplica los conceptos de la lógica modal a la dinámica del proceso de lectura, asimilando los mundos posibles a las inferencias y proyecciones construidas por los lectores cuando se mueven a través del texto. Estos mundos posibles pueden actualizarse, o pueden permanecer en un estado virtual, dependiendo de si el texto verifica, refuta, o deja indecisa la racionalización del lector hacia los eventos narrativos. Como en el cine de Raúl Ruiz (Vásquez Rocca, 2006), donde el universo narrativo está hecho de historias que se entrelazan y se cruzan reingresando sobre sí mismas, al modo de las paradojas auto referenciales tan propias de la lógica contemporánea —donde se pone en entredicho el principio de no contradicción, que tiranizó durante siglos la lógica de Occidente—, dando, de este modo, lugar a una especie de polisemia visual donde se explora —por ejemplo— la idea, tan cara para la física cuántica, de que no existe simplemente una historia para el universo, sino una colección de historias posibles para él, todas igualmente reales. A esta posibilidad, la de internarse en los zigzagueos de estas historias, que se van armando a la manera de una urdiembre ontológica que entrelaza las diversas dimensiones de una realidad que en último término, y en una apelación chamánica, Ruiz dirá que obedece a un plan secreto, plan que al modo de un enigma siguen todas sus películas. La forma de polisemia visual a la que refiere consiste en mirar una película cuya lógica narrativa aparente sigue siempre más o menos una historia, y cuyos vagabundeos, fallas, recorridos en zig-zag, se explican por su plan secreto (Ruiz, 2000, cap. 5). Este plan sólo puede ser otra película no explicita cuyos puntos fuertes se ubican en los momentos débiles de la película aparente. Imaginemos que todos estos momentos de relajo o distracción narren otra historia, formen una obra que juegue con la película aparente, que la contradiga y especule sobre ella.

- La ficción como campo de proyección de la experiencia.
Ahora bien, a través de la literatura llegamos a estar familiarizados con situaciones, sentimientos, formas de vida, obteniendo así una mirada desde dentro –epistemológicamente empática–. Cada nueva visión del mundo constituye un nuevo tipo de conocimiento, un conocimiento que puede incluir aspectos cognitivos y emotivos y que demandará, probablemente, algún tipo de lógica paraconsistente. Es en este sentido en que creamos o descubrimos mundos (dependiendo del estatuto ontológico otorgado a la ficción) también establecemos o desentrañamos la legislación lógica, según la cual tal curso de sucesos o tal tipo de entidades son o no admisibles al interior de este particular mundo posible. El objeto estético, cimentado en la ficcionalidad, funda su propia situación y posibilidad de interacción comunicativa.
Precisamente, es en la constante re-creación de sus objetos, en un espacio de representación colectiva, donde surgen las distintas disciplinas científicas, donde se da la ciencia. Es, precisamente, en una particular forma de hablar y de referirse a objetos, creándolos con el habla, donde se funda, por ejemplo, la medicina como cuerpo autónomo de conocimientos, vale decir como ciencia de primer orden. Las disciplinas se constituyen a partir de discursos. Por esto es necesario estudiar el discurso científico en tanto que discurso, hay que reflexionar sobre sus orígenes y modo de constitución, hay que aceptar que no es sólo un producto sino una fuerza productiva. La realidad es una narrativa exitosa. Es aquello que se hace hablando. Las comunidades científicas son comunidades de problemas y, sobre todo, de retóricas, reconstrucciones de objetos que sólo existen en tanto se habla de ellos de una determinada manera. En el nivel ficcional se establece un nuevo estatus óntico, en el cual habitan sujetos lingüísticamente constituidos.
Así, pues, la narración de ficción constituye un modelo análogo del universo real, lo que permite, como en todos los modelos, conocer la estructura y los procesos internos de la realidad y manipularla cognitivamente. Se otorga así un valor cognoscitivo a la ficción, de modo tal que todas las posibles connotaciones, no expresadas directamente por el texto, sino –más bien– mostradas implícitamente o implicadas contextualmente en lo dicho por el mismo, iluminan aspectos de la realidad que sin estas extrapolaciones ficcionales permanecería en penumbras.
La relación entre ficción y plano referencial se asienta en el modelo de la realidad efectiva. Por supuesto que cada complejo ficcional se basa en la formulación de sus propias coordenadas de referencia —personajes, narradores y lógicas— en cronotopías que reformulan la legalidad del mundo real. El universo imaginario no puede abjurar completamente de los esquemas de estructuración de la realidad y, por ello, la ficcionalidad se fundamenta en “modelos” de interacción centrados en las constantes de cognición, construcción y coherencia (Cuesta Abad, 1997, 207-208). Y es justamente esta “binariedad” en el análisis la que confiere a la teoría de los mundos posibles1 su riqueza.
La verdad se entreteje en la ficción a través de la actividad mimética, en tanto la fábula da forma a componentes que son inmanentes al texto pero lo trascienden, como figuras de nuestras prácticas de vida que, a su vez, la lectura vuelve a trascender y transformar en el texto mismo y en el sí mismo del lector, que no suele ser inmune a este juego de verdades que circula libre y reguladamente en los viajes de la trama.
La trama ejerce una operación mediadora a través de la cual los acontecimientos singulares y diversos adquieren categoría de historia o narración. La trama confiere unidad e inteligibilidad a través de la síntesis de lo heterogéneo. Nada puede ser considerado como acontecimiento si no es susceptible de ser integrado en una trama, esto es de ser integrado en una historia.
Así, la ‘ficción’ no se refiere a la realidad de un modo reproductivo, como si ésta fuera algo dado previamente, sino que hace referencia a ella de un modo productivo, es decir, la establece. Por ello, el énfasis puesto en el discurso está dado por la importancia que se reconoce en la retórica, instrumento por el cual se articula la generación de discursos institucionales que, a su vez, dan lugar a la construcción de hechos e, incluso, de individuos. Centrarse en el discurso significa que el interés se articula en torno al habla y a los textos como parte de prácticas sociales –como formas de vida– (Wittgenstein, 1988, § 19).
El carácter estético-ficcional del conocimiento; de Feyerabend a Beuys.
El postmodernismo como ideología puede ser entendido como un síntoma de los cambios estructurales más profundos que tienen lugar en nuestra sociedad y su cultura, en sus modos de producción.
Esta constatación del modo diferente de construcción de la realidad va seguida de la distinción entre una estetización "superficial" y una profunda: la primera refiere a fenómenos globales como el embellecimiento de la realidad, lo cosmético y el hedonismo como nueva matriz de la cultura y la estetización como estrategia económica; el segundo incluiría las transformaciones en el proceso productivo conducidas por la nuevas tecnologías y la constitución de la realidad por los medios de comunicación. Dentro de este escenario global es que se ha venido gestando la "estetización epistemológica" o como aquí hemos querido llamarla “el giro estético de la epistemología”. Este se inicia con el establecimiento de la estética como disciplina epistemológica basal, que pasa por la configuración nietzscheana del carácter estético-ficcional del conocimiento y termina en el siglo XX con la estetización epistemológica que puede rastrearse en la teoría de la ciencia, la hermenéutica, la nueva filosofía analítica y la historia de la ciencia.
Para situarnos en una perspectiva que nos permita abordar estas cuestiones –que nos obligan a salir de los paradigmas de la racionalidad tradicional es fundamental traer a cuenta las ideas de uno de los epistemólogos más imaginativos que dio el siglo recién pasado. Me refiero, sin duda, a Paul Feyerabend y su Teoría ‘anarquista’ del conocimiento o, si se prefiere, a su etnografía cognitiva, donde nos señala que “al tratar de resolver un problema, los científicos utilizan indistintamente un procedimiento u otro: adaptan sus métodos y modelos al problema en cuestión, en lugar de considerarlos como condiciones rígidamente establecidas para cada solución. No hay una “racionalidad científica” que pueda considerarse como una guía –universal– para cada investigación; pero, y esto es lo que hay que considerar, hay normas obtenidas de experiencias anteriores, sugerencias heurísticas, concepciones del mundo, disparates metafísicos, restos de teorías abandonadas y de todo ello hará uso el científico en su investigación. Aquí se observa la fundamental importancia de la plasticidad intelectual, pues es sólo intuitivamente que en cuestiones de diversa naturaleza podrá determinarse qué criterio seguir en cada caso para preferir un método a otro. De lo anterior se desprende, lo que constituye el eje de este escrito, que la ciencia se encuentra mucho más cerca de las artes de lo que se afirma en nuestras teorías del conocimiento favoritas (Feyerabend, 2000, 89)
En este sentido apunta Einstein cuando sostiene que en ciencias “la imaginación es más importante que el conocimiento”. "Soy lo suficientemente artista como para dibujar libremente sobre mi imaginación. La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado. La imaginación circunda el mundo” (Sylvester Viereck, 1929).
Del mismo modo Joseph Beuys, el artista conceptual que alcanzó celebridad en los "Documenta" de Kassel, con su arte-antropológico pone en operación la idea de que todo conocimiento humano procede del arte, de la plasticidad y del diseño de los pensamientos (Bodernmann-Ritter, 1995, 91-92). El concepto de ciencia es sólo una forma de lo creativo en general. La ciencia no es una cosa fija, así como la inteligencia, que no se caracteriza por la rigidez, sino precisamente por lo opuesto, por la plasticidad, por su capacidad de mutar en entornos y circunstancias nuevas, siendo lo definitorio de la inteligencia su capacidad adaptativa. Pero el énfasis en la reproducción mecánica de ideas -de las mismas ideas-, la puesta en ejercicio de una inteligencia técnica parece anquilosada en concepciones educativas decimonónicas, conservadoras y funcionales al sistema del poder. Por ello lo que es la ciencia en cada momento es algo que hay que estudiar con particular atención. No hemos llegado al fin de la historia ni al final del concepto de ciencia, el positivismo y la explicación causal son sólo formas de transición. Formas que pueden en un futuro próximo dar paso -según circunstancias aleatorias- a nuevos modos de “racionalidad” o, si se quiere, nuevos estándares para demarcar lo que es o no una explicación válida.


Dr. Adolfo Vasquez Rocca | Universidad Complutense de Madrid

Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, mención Filosofía Contemporánea y Estética. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. Profesor de la Escuela de Periodismo, Profesor Adjunto Escuela de Psicología y de la Facultad de Arquitectura UNAB Santiago. Profesor PEL Programa Especial de Licenciatura en Diseño, UNAB – DUOC UC  – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la 'Fundación Hombre y Mundo' y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en México.  –Miembro del Consejo Editorial Internacional de la 'Fundación Ética Mundial' de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de 'Konvergencias', Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina.  Miembro del Consejo Editorial Internacional de Revista Praxis –Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional UNA, Costa Rica. Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil y del Cuerpo Editorial de Sophia –Revista de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador–.  –Secretario Ejecutivo de Revista Philosophica  PUCV. –Asesor Consultivo de Enfocarte –Revista de Arte y Literatura– Cataluña / Gijón, Asturias, España. –Miembro del Consejo Editorial Internacional de 'Reflexiones Marginales' –Revista de la Facultad de Filosofía y Letras UNAM. –Editor Asociado de Societarts, Revista de artes y humanidades, adscrita a la Universidad Autónoma de Baja California. –Miembro del Comité Editorial de International Journal of Safety and Security in Tourism and Hospitality, publicación científica de la Universidad de Palermo. –Miembro Titular del Consejo Editorial Internacional de Errancia,  Revista de Psicoanálisis, Teoría Crítica y Cultura –UNAM– Universidad Nacional Autónoma de México.  –Miembro de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) con sede en Bruselas, Bélgica.  Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. – Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo TheoriaProyecto europeo de Investigaciones de Postgrado –UCM.  Eastern Mediterranean University - Academia.edu. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. –Investigador Asociado y Profesor adjunto de la Escuela Matríztica de Santiago –dirigida por el Dr. Humberto Maturana. Consultor Experto del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC)– Artista conceptual. Crítico de Arte. Ha publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial  de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España,  2008.  Invitado especial a la International Conference de la Trienal de Arquitectura de Lisboa | Lisbon Architecture Triennale 2011. Traducido al Francés - Publicado en la sección  Architecture de la Anthologie: Le Néant Dans la Pensée Contemporaine . Publications du Centre Français d'Iconologie Comparée CFIC, Bès Editions , París, ©  2012


PUBLICACIONES

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NOTAS
1Hacia 1710, Leibniz acuñó la denominación “mundo posible”. Según el filósofo alemán hay una “infinidad de universos posibles en las ideas de Dios” (Leibniz 1984: 38). El Ser Supremo ha escogido un mundo de entre la multiplicidad que se le ofrecía y este ha sido imbuido con el rango de real. De aquí se puede derivar, en primer término, que los mundos son posibles en la medida en que a ellos subyace la cualidad de la alternatividad y, luego, que para que exista un mundo se requiere de “alguien” que lo sustente.
Teóricos de la literatura como Dolezel (1979), Van Dijk (1980), Eco (1978), y otros de la lógica -como Kripke (1980) han relacionado la idea leibniziana de mundo posible con nociones de lógica y de semántica modal, a fin de aplicar la categoría de mundo posible al análisis de la ficcionalidad.






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Doctor en Filosofía. Profesor Asociado al Grupo Theoria – Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado –UCM. Universidad Complutense de Madrid.
Eastern Mediterranean University - Academia.edu.
Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado UNAB. –Investigador Asociado y Profesor adjunto de la Escuela Matríztica de Santiago. 
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo,  “EL GIRO ESTÉTICO DE LA EPISTEMOLOGÍA; LA FICCIÓN COMO CONOCIMIENTO, SUBJETIVIDAD Y TEXTO”, En Revista AISTHESIS,
INSTITUTO DE ESTÉTICA,  Pontificia Universidad Católica de Chile, PUC, Nº. 40, 2006 , pags. 45-61.
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CITA Y REFERENCIA: → VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “EL GIRO ESTÉTICO DE LA EPISTEMOLOGÍA; LA FICCIÓN COMO CONOCIMIENTO, SUBJETIVIDAD Y TEXTO”, En Revista AISTHESIS, INSTITUTO DE ESTÉTICA, PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE, PUC, Nº. 40, 2006 , pags. 45-61. Ver ↓<http://dialnet.unirioja.es/servlet/dcfichero_articulo?codigo=2347653>

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