En la obra de William Burroughs el sujeto se encuentra manipulado y transformado por los procesos de contagio. El lenguaje es un virus que se reproduce con gran facilidad y condiciona cualquier actividad humana, dando cuenta de su intoxicada naturaleza. Los textos de Burroughs proliferan sin principio ni fin como una plaga, se reproducen y alargan en sentidos imprevisibles, son el producto de una hibridación de muy diversos registros que no tienen nada que ver con una evolución literaria tradicional, sus diferentes elementos ignoran la progresión de la narración y aparecen a la deriva desestructurando las novelas de su marco temporal, de su coexistencia espacial, de su significado, y posibilitando que sea el lector quien acabe por estructurarlas según sus propios deseos.
El propio Burroughs, en su novela Naked Lunch, visualiza masas ectoplásmicas compuestas de una substancia gelatinosa más viva, y por tanto más repugnante y más fascinante que la vida misma, que posee y simula indiferentemente tanto la fisonomía de los yonquis como la de los agentes federales que los persiguen. Repúblicas, corporaciones, organizaciones, laboratorios, sustancias, funcionarios, agentes, técnicos, víctimas, conspiradores, tan alucinados como hiper-reales conforman el cultivo viral, ectoplasmoide que palpita en torno al agujero negro de la droga... completo
Adolfo Vásquez Rocca Filosofía Arte y Literatura Adolfo Vásquez Rocca
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ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA
Director de REVISTA OBSERVACIONES FILOSOFICAS
http://www.observacionesfilosoficas.net/
Referencias bibliográficas:
BOCKRIS, Victor, Con William Burroughs; Conversaciones privadas con un genio moderno, Ed. Alba, Barcumaelona, 1998.
BAUDELAIRE C. Paraísos Artificiales,
BURROUGHS, William, El Almuerzo desnudo, Ed. Bruguera, 1980.
BURROUGHS, William, Yonqui, Ed. Júcar, Barcelona, 1988.
BURROUGHS, William, "The Electronic Revolution", 1970.
P. YVES PETILLON, "Paisajes Mentales de la droga".
VÁSQUEZ ROCCA, William Burroughs y La Metáfora Viral; Postmodernidad, compulsión y Literatura conspirativa. Psikeba – Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales Nº 1 - 2006;
http://www.psikeba.com.ar/articulos/AVRburroughs.htm
GRÜNBERG, S., À la recherche d’un corps (Language et silence dans l’oeuvre de William Burroughs), Paris, Seuil, 1979,
GRÜNBERG, S., À la recherche d’un corps (Language et silence dans l’oeuvre de William Burroughs), Paris, Seuil, 1979, p. 81.Burroughs by Adolfo Vásquez Rocca
Ver Artículos relacionados:
William Burroughs y La Metáfora Viral; Postmodernidad, compulsión y Literatura conspirativa. VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, En Psikeba © – Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales Nº 1 - 2006;
http://www.psikeba.com.ar/articulos/AVRburroughs.htm
Re-editado en NOMÁDAS – Revista Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad Complutense de Madrid; http://www.ucm.es/info/nomadas/13/avrocca2.html
Y
- "William Burroughs y una literatura ectoplasmoide"
Aquí en: Koágulo
Un cordial saludo
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
REVISTA OBSERVACIONES FILOSOFICAS
Revista de Filosofía Contemporánea, con secciones dedicadas a la Antropología, Estética, Epistemología, Ética, Psicología y Literatura. Indexada en Base de Datos de la Universidad Complutense de Madrid; DOAJ - Directory of Open Access Journals - Lund University; INTUTE Arts and Humanities UK universities. Catalogada en UNIVERSIA.net Directorio de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); DIALNET Directorio de publicaciones científicas hispanoamericanas; LATINDEX Sistema de Publicaciones Científicas Seriadas de América Latina, España y Portugal. En BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES; Les Signets de la BIBLIOTHÈQUE NATIONALE DE FRANCE: Philosophie, Revues y Centre d'Études en Rhétorique, Philosophie et Historie des Idées, Paris. Asociada al Postgrado en Filosofía - Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y al Grupo THEORIA Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado.
ISSN 0718-3712
Director: Adolfo Vásquez Rocca | Revista Observaciones Filosóficas © 2005 - 2008
adolfovrocca@gmail.com
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WoW, sumamente interesante y generoso por parte de Adolfo Vásquez Rocca el compartir su texto.
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Oye, mi estimado Koágulo: o comentas ésto o lo cito en la República, está muy chido.
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WILLIAM BURROUGHS; UNA LITERATURA ECTOPLASMOIDE. DEL VIRUS DEL LENGUAJE A LA PSICOTOPOGRAFÍA Y LAS MUTACIONES ANTROPOLÓGICAS.
Habrá una Nueva entrega bajo el Título de:
William Burroughs; una literatura ectoplasmoide. Del virus del lenguaje a la psicotopografía y las mutaciones antropológicas.
En el próximo número de Revista KONVERGENCIAS lITERATURA Marzo 2009
El lenguaje como un virus.
La obra de Burroughs excede ampliamente el campo literario: el mundo del rock no sería lo que es sin él (bandas como The Soft Machine y Steely Dan, y movimientos como el Heavy Metal tomaron sus nombres de su obra) y artistas como Keith Richards, Laurie Anderson, Frank Zappa, Tom Waits y Patti Smith siempre lo han seguido y venerado. El cine y la historieta, sobre todo en los géneros ciencia-ficción y terror, estarían perdidos sin su guía (el cine de David Cronenberg, desde Shivers hasta eXistenZ, es un permanente homenaje a Burroughs, que se hace explícito en su versión de 1991 de El almuerzo desnudo), y de Alien en adelante su luz se extiende sobre todo lo bueno que el género ha podido aportar
Ahora bien, el aparato lógico-retórico puede ser rearmado y asumir diversas formas. Algo similar acontece en un sistema viral, apto para reproducir a cada instante una replica de sí mismo. De aquí puede desprenderse una zozobra de carácter ontológico-lingüística, la duda: ¿somos nosotros los que hacemos el lenguaje o el lenguaje a nosotros? El caso es que los virus, sean estos orgánicos o digitales (informáticos), ilustran de manera insuperable los caminos que escoge el universo para resumirse, en un ajuste de cuentas abstracto con los signos –y su vocación viral– que amenazan con un día detenernos para siempre en una confusión de lenguas: la dispersión en nuestra propia Babel, el extravío en nuestro laberinto recursivo.
Ante esta situación vírica que Burroughs considera que impregna la existencia, el escritor entiende que nuestro fin es el caos1. El caos como un espacio mítico donde reina lo híbrido, la fusión de lo contradictorio, el doble monstruoso. La función del caos en la escritura será una fascinación por los residuos, por el flujo verbal que nos lleva al hundimiento y a la perdida, por el retorno al silencio. La aspiración será “Encontrar un lenguaje endémico, caótico, que sea un lenguaje del cuerpo, que se convierta entonces en el fin reconocido de la escritura”2.
Será así como Burroughs basará su trabajo literario en la discontinuidad, la reiteración, la contaminación, lo inacabado y desmembrado, todo ello reflejo de un mundo corrompido, en vías de descomposición, y de un individuo desgarrado y confuso, que se aproxima a su negación. De este modo para Burroughs el lenguaje es un virus: esa es la naturaleza del más preciado objeto de deseo de escritores y poetas: el lenguaje: “el lenguaje es un virus del espacio exterior”. Es un virus porque no ha sido creado por el hombre, sino que lo ha invadido y vive en él como un parásito; y es un virus –y no una bacteria u otro organismo– porque es algo no viviente que, al introducirse en un ser vivo, usurpa las características de la vida: puede reproducir sus cadenas informativas dentro del organismo y luego infectar a otros; puede incluso matar (y quién duda de que el lenguaje mata: después de todo qué es lo que lleva al cuerdo a volverse loco y a ambos al suicidio sino una serie de frases que giran interminablemente en la cabeza y no dejan vivir)3.
Adolfo Vásquez Rocca
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la 'Fundación Hombre y Mundo' y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en México. – Miembro del Consejo Editorial Internacional de la 'Fundación Ética Mundial' de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina. Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil. Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y Profesor Asociado al Grupo Theoria –Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado– UCM. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. Artista conceptual. Ha publicado recientemente el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008.
1.- A propósito de "William Burroughs y una literatura ectoplasmoide"
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Aporto un inédito:
WILLIAM BURROUGHS Y LA BEAT GENERATION; CONVERSACIONES PRIVADAS CON UN GENIO MODERNO.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Director de
REVISTA OBSERVACIONES FILOSOFICAS
1.- Literatura conspirativa y paisajes mentales de la droga.
Si tuviéramos que situar la irrupción de la droga, en forma masiva, en el siglo XX diríamos que, la década del 60, marca el hito fundamental de su aparición. Una sociedad, la norteamericana, que atravesaba la postguerra, con su dejo de triunfalismo y su espíritu puritano, proclamando el "American Way of Life", ve nacer una nueva expresión literaria con la "Beat Generation".
Así, los años posteriores a la segunda guerra mundial no sólo trajeron la guerra fría y la repartición del planeta en dos bloques. También trajeron una nueva sensibilidad, otra forma de enfrentar los acontecimientos e instalarse en el mundo. Otro estilo de escribir.
En los EE.UU., un tipo de individuos jóvenes (los hipsters) comenzaron a poner en duda la gran promesa "americana". La eficiencia y productividad de la nueva superpotencia no daba cabida a estos sujetos que no se sentían cómplices de la nueva maquinaria de poder, y que por lo mismo, los dejaba fuera del sistema.
Los Beats surgen en este contexto. Ellos recogen la tradición romántica de la ruptura y la bohemia simbolista como actitud vital. También desarrollan el imaginario del viaje, mental y físico, como parte de uno de sus motivos. William Burroughs no sólo se traslada corporalmente a Tánger, sino que también viaja a través de la droga para mostrar una nueva ruta de acceso a la creación. Algo que Artaud, entre otros, ya había explorado por lo menos una década antes.
Desde la interzona, Burroughs envía los manuscritos de Naked Lunch a sus buenos amigos: las mejores mentes de su generación.
Para Burroughs "La intoxicación- el 'mono' que se aferra al cuerpo del drogadicto - es como la implantación de un 'parásito' extraño que termina por poseerlo y devorarlo, bajo la triple forma de la droga, por cierto, pero también de la sexualidad y el poder".
A finales de 1951, una fiesta en la ciudad de México. Un William Burroughs embriagado dispara su Star del 38 y la bala se aloja en la sien de su esposa, Joan. Es el llamado “incidente Guillermo Tell”, que tanto fascina a los adictos de lo inequívocamente Beat.
Burroughs es el genuino perro verde. Con su aspecto tétricamente convencional, lo confunden con un policía rural cuando se sumerge a la vez en la delincuencia neoyorquina y en la heroína. En el camino sin demasiadas depuraciones, Burroughs acepta impertérrito que su Junkie se venda a 35 centavos, en un volumen de pulp non-fiction. No le importa que el editor añada moralizantes notas entre paréntesis a su texto ni un prefacio donde se lo retrata como “un drogadicto que no se arrepiente ni se redime..., un fugitivo que ha sido diagnosticado como paranoico esquizofrénico, que carece totalmente de valores morales”.
Los primeros Beats coleccionan fichas policiales. Los Beats han aparecido en los periódicos por hechos de sangre antes que por sus obras, rebotan entre cárceles y manicomios, buscan su propio camino tropezando aparatosamente una y otra vez.
Los Beats en su itinerario de fuga se dirigen hacia el oriente (busdista y zen). Su movimiento natural deviene entonces oeste-este, y el estilo de vida que promueven se fundamenta en la improvisación.
Los pasos de los Bears se cruzan con los del sexólogo Alfred Kinsey, el teórico Marshall McLuhan, el psiquiatra Wilhem Reich, el crítico Lionel Trilling (luego, mortal enemigo). Cuando viajan a Europa, desconocidos pero con dólares, no les cuesta conectar con Picasso o Genet. Los encuentros suelen desembocar en lo grotesco; encajan en el tópico del americano prepotente. Buscando a un W. H. Auden de vacaciones, Allen Ginsberg irrumpe en un bar de Ischia e impone su presencia y sus teorías. El inglés le da unos cuantos cortes certeros y Ginsberg replica airadamente: Auden es, según él, un “aguafiestas espiritual”, sus amigos son una “pandilla de maricas literarios”.
Ese Ginsberg exuberante ya ha superado mil dramas: desde los esfuerzos para reciclarse en heterosexual hasta la convivencia con la locura de amigos o de su propia madre, sometida a una lobotomía. Todos los beats primigenios exhiben madera de supervivientes, con la coraza que proporciona una fe ciega en su talento (Kerouac) o el dinero familiar (Burroughs). Tal vez no son muy conscientes del descomunal desafío que representa su escritura y su estilo de vida en la estreñida América de la Guerra Fría. Los que se dedican a la creación tienen suerte: jueces liberales fallan a su favor en los procesos por obscenidad de Aullido o la revista Big Table.
Tal como en los locos años 20' los surrealistas buscaron en lo onírico y en la escritura automática formas para hallar su voz poética, los Beats ven en la prosodia de un nuevo ritmo la depositaria de una creación más honesta, directa y comunicable. Reaccionan contra el New Criticism, la metafísica y los New Agarians, desenfrenando el verso libre hacia lo que Jack Kerouac llamó "Spontaneous Bop Prosody", y que se puede caracterizar como un discurso entrecortado y libre de las marcas retóricas reguladoras de la dicción. Para esto, los Beats configuran imágenes concretas que posibilitan otros caminos en la factura de un nuevo realismo, experiencial y vital, ajeno a la elucubración metafísica. En tal sentido, el contenido es parte consubstancial del poema, que no sólo se hace con palabras y ritmo dentro de una forma determinada, sino que también con ideas. Robert Creeley dice "form is never more than an extension of content", pues sin contenido nos quedamos mudos.
Por otro lado, el conversacionalismo y/o el coloquialismo acercan el texto poético al relato autobiográfico y lo separan de la historia de los metarrelatos. Así, se sitúan en la cotidianeidad y establecen nuevos nexos con el contexto.
Comienzan a hablar desde la experiencia y rompen con las formas representacionales que el discurso artificioso de los "nuevos críticos" y la poesía metafísica habían instalado. Por lo mismo, el estilo de los Beats deviene en una suerte de minimalismo que se opone al poema impregnado de epicidad moralizante y/o a la agenda voluntarista del individuo.
El origen de este lenguaje se encuentra en la música del jazz-bop proveniente del estilo bebop de Charlie Parker, Gillespie y otros. Un sentido de improvisación que no es sino la reproducción verbal del contrapunteo jazzístico. De ahí que los escritores Beats fueran quienes inauguraran la tradición de las lecturas públicas en los EE.UU.: representación poética en el escenario, o performance que connota el carácter espectacular de la figura del poeta y la poesía. Y esto, entendido en el contexto de una sociedad hipertecnificada y consumista, centrada en el lucro, cuyo fin último es conjugar las esferas del mercado con los de la creación.
La rebeldía Beats, su cuerpo orgánico, no es sólo un gesto teatral, sino que es una toma de posiciones, un estado de ánimo: una suerte de anarquismo asistémico. De hecho, se enfrentan al Macarthismo político con las armas del humor y el absurdo y establecen una clara defensa de los derechos de las minorías. Reivindican la sensibilidad e intervienen políticamente en el espacio público mediante su apertura hacia otras culturas, desmontando las estructuras del racismo institucionalizado, y detonando lo que luego constituiría el movimiento hippie. Su quehacer por tanto es político, y su sello la subversión. Se inscriben como una generación "ninguneada" que tuvo que vivir las consecuencias del poder absoluto constituido por medio de la agresión militar fuera y dentro del país.