Heidegger por Adolfo Vásquez Rocca
HEIDEGGER; ESCRITOS POLÍTICOS
Introducción Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Escritos políticos de Martín Heidegger [ 1933-1946 Publicado en 2006 © ]
INTRODUCCIÓN
Referencia
Citar (c):
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "HEIDEGGER Y SLOTERDIJK: LA POLÍTICA COMO PLÁSTICA DEL SER, NACIONALSOCIALISMO PRIVADO Y CRÍTICA DEL IMAGINARIO FILOAGRARIO" En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nº 21 | Enero-Junio.2009 (I) pp. 381-393. http://www.ucm.es/info/nomadas/21/avrocca.pdf
VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "EL ARTISTA COMO DICTADOR SOCIAL O EL POLÍTICO COMO ESCENÓGRAFO", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, NÓMADAS Nº (I) 31 | Julio-Diciembre 2011, pp. 369-386
http://www.ucm.es/info/nomadas/31/adolfovasquezrocca_3.pdf
Filosofía y Política en Heidegger
Introducción
1.-
En
estos discurso puede estar la clave “teórica” del compromiso de Martín
Heidegger con el III Reich, compromiso político-académico que le hace
prestarle su voz al Nacionalsocialismo como único proyecto cultural para
el resurgimiento de Alemania.
El
III Reich como “obra de arte” tendrá en la alocución de Heidegger del
23 de noviembre de 1933 su aclaración política. “El arte sólo llega al
gran estilo cuando incluye totalmente la existencia del pueblo en la
marca típica de su esencia”. De esta forma, la constitución del Estado
aparecerá como una obra de arte.
Y
ante los estudiantes de Tubinga, el 30 de noviembre de 1933, Heidegger
describía el proceso de conquista de la nueva realidad, afirma
Safranski, “como si se tratara del nacimiento de una obra de arte”
porque quien “lucha” es como si estuviera “en el interior de una obra
que surge”. El artista-ciudadano del Reich se transforma en
“copropietario de la verdad del pueblo en su Estado”. De ahí el proyecto
heideggeriano sobre “el campamento de la ciencia” al servicio del
auténtico saber alemán; proyecto que se llevó a cabo durante los días 4
al 10 de octubre de 1933, al pie de la cabaña de Todtnauberg. De la Nota
de trabajo en la que estoy me parece seria y ajena a las críticas ad
hominem; me importa el caso Heidegger por el problema filosófico que
conlleva. Y voy entendiendo que este filo de la navaja en donde aparecen
como inextricables cultura y barbarie, hermenéutica y violencia, tiene
en la esteticización del pensamiento una clave importante para entender
ciertas analogías entre el renovador estilo cultural del nazismo y la
experiencia artística de la política que hay en Heidegger en tanto, para
definirla con Richard Wolin, “política del Ser”.
2.- Llamamiento internacional por la apertura de los Archivos Heidegger
Heidegger
Wars, un introducción: Parafraseando a Nietzsche, podría perfectamente
decirse que, desde diversos puntos de vista, Martin Heidegger ha sido,
desde 1933, un campo de batalla más que un filósofo. La controversia
sobre su relación con el NSDAP, el partido nacionalsocialista, y su
admiración fanática por Adolf Hitler, aunque parezca reciente, es de
vieja data: ya Herbert Marcuse, su antiguo asistente, en una fecha tan
temprana como junio de 1934, en las páginas de la revista del “Institüt
für Sozialforschung”, el Zentralorgan de la Escuela de Frankfurt, había
escrito un punzante ensayo donde la ontología existencial de Heidegger
se ubicaba naturalmente en la corriente antiliberal de la nueva derecha
alemana. En Italia un consternado Benedetto Croce, que resistía
dignamente al fascismo de Mussolini, en septiembre de 1933 concluía
consternado: “…Finalmente, he leído por completo el discurso de asunción
al rectorado de Heidegger, que es necio y al vez servil. No me admira
el éxito que su filosofar tendrá durante un tiempo: lo vacío y lo
general siempre tiene éxito, pero no produce nada. Creo que en la
política no podrá tener ningún efecto; pero deshonra a la filosofía, y
eso es una lástima también para la política, por lo menos, para la
futura…”. En Francia ya en 1933 el filósofo personnaliste Arnaud Dandieu
había notado la afinidad esencial entre el nacionalsocialismo y el
pensamiento de Heidegger en la “Revue d’Allemagne”; Paul Nizan arremetía
contra el fino pornógrafo André Malraux por su filosofía oculta
reaccionaria en su novela “La Condition Humaine” (1933), Prix Goncourt,
derivada ingenua y acríticamente de “Ser y Tiempo”; en 1936 la “Nouvelle
Revue Theologique” publicaba una recensión con la firma de Henri
Thielemons en la cual se exponía los elementos comunes entre la
filosofía de Heidegger y la “métaphysique du Nazisme”; en 1938 el
filósofo Jean Wahl, que luego en su condición de judío pasaría por los
campos de la muerte, abría su course de filosofía expresando su
indignación por la función pública de Heidegger en el IIIº Reich y su
uso de la jerga existencial para imponer el “FührerPrinzip”. Georges
Bataille, en un libro inconcluso, llamaba directamente por primera vez a
Heidegger philosophe du fascism.
Habría
que esperar la finalización de la Segunda Guerra Mundial, fines de
1944, gracias al trabajo de difusión paradójico de uno de los epígonos
de Husserl y Heidegger en Francia, Jean Paul Sartre, quien en su revista
“Les Temps Modernes”, re-lanzó el “Fall-Heidegger” y un poco más tarde,
entre 1946 y 1947, publicó el seminal ensayo de Karl Löwith (otro
antiguo discípulo), escrito en 1939, “Les implications politiques de la
Philosophie de l’Existence chez Heidegger”, en el número 14 del mes de
noviembre. Como respuesta, en el número de julio de 1947, le intentaron
responder a Löwith, en lo que podría considerarse la primera defensa en
regla de los heideggeriannes, dos filósofos, el belga A. de Waelhens,
traductor del último Husserl y de Heidegger, y el franco-alemán Eric
Weil, un antiguo alumno de Cassirer.
Un
segundo momento se inició en 1953, con motivo de la re-edición de las
lecciones de 1935: Einführung des Metaphysik, en las cuales las
referencias originales a la verdad interna y grandeza del movimiento
nacionalsocialista (“…inneren Warheit und Grosse das NS…”) fueron
grotescamente intertextualizadas, por el mismo Heidegger, con paréntesis
y aclaraciones justificatorias; en el escándalo posterior intervino con
perplejidad y asombro un desconocido y joven doctorando en filosofía,
Jürgen Habermas. Por primera vez, desde la “èpuration” de 1945,
Heidegger se ve obligado a aparecer en público, contestando con una
carta al diario Die Zeit, año 18, #39, del 24 de septiembre de 1953,
titulada: Wie liest man 1953 Sätze von 1935?, las acusaciones de haber
tergiversado la edición original de 1935.
La
tercera estación se desató después de la publicación de una sucesión de
libros que, poco a poco, profundizaban, tanto analítica como
filológicamente, en la relación Heidegger-NS-Staat; en orden de
aparición salieron a la luz: el injustamente olvidado libro documental
de Guido Schneeberger (1962); un poco después, casi simultáneamente, el
clásico ensayo de Theodor Adorno (1964) sobre la jerga de la
autenticidad y el de A. Schwan (1965). El impacto sobre la opinión
pública en Alemania fue de tal magnitud, superando incluso al escándalo
de 1953, que obligó a Heidegger a romper su obligado ostracismo y
otorgar a la revista “Der Spiegel” una larga y famosa entrevista
meticulosamente planificada en 1966. Simultáneamente, en la revista
parisina “Critique”, durante 1966 y 1967, se pone en práctica la primera
defensa en línea de los heideggerianos franceses, encabezados por
François Fédier, la mano derecha y discípulo del polémico antisemita,
l’ambassadeur de Heidegger en France Jean Beaufret, donde se ataca
histéricamente y en bloque, a los libros de Schneeberger, Adorno, Schwan
e incluso un libro poco conocido, y nunca traducido al francés, de P.
Hühnerfeld, In Sachen Heidegger. Versuch über deutsche Genie, editado en
1959. Al artículo de Fédier le contestaron, en el número de julio de
1967, Robert Minder, Jean Pierre Faye y Aimé Patri. Luego el debate
sobre el “Fall-Heidegger” poco a poco decae, entra en un período de
latencia y dormita casi una década, tanto en Alemania como en Francia.
La
cuarta fase de la controversia la inauguran una serie de
investigaciones que se inician con las sucesivas y decisivas pesquisas
debidas al historiador friburgués Hugo Ott en 1983, el conocido libro de
Victor Farías de 1987 y lo cierra las biografías menores del
historiador revisionista Ernst Nolte en 1993 y Rüdiger Safranski en
1994. Hay que reconocer que fue gracias al “pathbreaking” del libro de
Farías, que incorporó e hizo masivas las revelaciones terminantes de Ott
que hasta ese momento solo habían aparecido publicadas en revistas
institucionales y boletines locales de Freiburg, inaccesibles para el
lector profano. Sería por medio de su trabajo archivista incansable que,
por primera vez desde 1945, en el “Fall-Heidegger”, la cantidad de
hechos, datos e informaciones se trastocarían en calidad. Este hecho dio
como resultado que el carácter de la dedicación y el compromiso
político total de Heidegger con el NSDAP primero, y con el NS-Staat
después, se transformará en un hecho incontrastable, indiscutible y
premisa de cualquier debate serio sobre el caso. La incompleta fuente de
datos sobre el período 1930-1945 en la vida de Heidegger, muchas veces
planificada, había permitido, antes del “corte epistemológico” de Ott en
1983, tanto a la hagiografía heideggeriana como al mismo Heidegger,
salvar decorosamente la ropa sucia de su reputación profesional y
clausurar todo intento de interconectar su filosofía con la política
nacionalsocialista durante casi 30 años. La defensa del Meister sólo
repetía, con variaciones personales, las muletillas, las deformaciones y
las pequeñas omisiones del canon establecido por Heidegger en el
interview de la revista “Der Spiegel”. Se podría decir, sin exagerar,
que es a partir de Ott, y gracias su divulgación masiva vía Farías, que
en el debate sobre el compromiso y la profundidad de la relación entre
Heidegger y el NSDAP, se ha abierto paso la más importante cuestión
filosófica: de cómo y de cuánto está implicada la ontología
heideggeriana en la decisión política resuelta por el
nacionalsocialismo. ¿Se puede extender este apoyo incondicional al
NS-Staat, como acto filosófico, hasta el pensamiento primigenio de
Heidegger, incluyendo su magnum opus trunca “Sein und Zeit”?.
Los Archivos Heidegger
Los
llamados “Archivos Heidegger” se encuentran cerrados hasta el año 2026,
a gran parte de los investigadores, ya que su hijo y albacea Hermann
sólo concede autorización a aquellos que demuestren ser suficientemente
confiables. Fue de esta manera que prohibieron el acceso a los archivos a
Víctor Farías, autor en 1987 de un libro pionero sobre la relación
entre Heidegger y el nazismo. Por lo tanto, la verdad sólo aparece muy
lentamente. Ha sido necesario, por ejemplo, que hubiéramos reprochado a
sus hijos el haber ocultado que Heidegger había votado por el partido
nazi desde el año 1932 para que lo reconocieran públicamente mucho más
tarde en una carta enviada al Frankfurter Allgemeine Zeitung el 15 de
noviembre de 2005.
Nuevos
elementos, sin embargo, son aportados por una antología de cartas con
su esposa Elfride Petri. Esas cartas son abrumadoras. Se descubre en
efecto la radicalidad del antisemitismo y del racismo que habita en
Heidegger a partir de la década de 1910. He aquí lo que dice el 18 de
octubre de 1916, en plena guerra, a la entonces su novia: “El
‘enjudiamiento’ de nuestra cultura y de las universidades es en efecto
espantoso y pienso que la Raza alemana debería encontrar suficientemente
una fuerza interior para llegar a la cumbre” („Die Verjudung unsrer
Kultur u. Universitäten ist allerdings schreckerregend u. ich meine die
deutsche Rasse sollte noch soviel innere Kraft aufbringen um in die Höhe
zu kommen.“ „Mein liebes Seelchen !“ Briefe Martin Heideggers an seine
Frau Elfride 1915-1970, hg. von Gertrude Heidegger, Munich, 2005, p.51).
Para que la Rasse alemana llegue a la cumbre necesita un Líder, un
Caudillo (Führer). A este respecto, muy pronto, Heidegger decidió tomar
partido: en su carta del 17 de octubre de 1918, deplora “la pérdida
completa de objetivo y el vacío” en “la vida y la constitución del
Estado” alemán y concluye: “yo reconozco cada vez de manera más urgente
la necesidad de un Caudillo (Führer)”.
Por
otra parte la leyenda de un Heidegger apolítico es barrida por las
pruebas presentadas en esta correspondencia. En una carta del 2 de
octubre de 1930, comentando un juicio a tres oficiales del Reichswehr
(el ejército de la República de Weimar) acusados de alta traición por
formar una célula nazi, Heidegger le confiesa a Elfride que posee ya el
último ejemplar del diario nazi oficial, el “Völkischer Beobachter,
Diario de combate del Movimiento Nacionalsocialista de la Gran Alemania”
y que se alegra que “el proceso de Leipzig parece que finalmente caerá
sobre los famosos acusadores”. Es pues de un diario nazi de propaganda
en el cual Heidegger confía para informarse de la actualidad política y
comentarla. Si Heidegger critica, coincidiendo con el incondicional
filósofo nazi Alfred Baeumler al que menciona en muchas cartas de este
período, el nivel cultural de los nacionalsocialistas y su prensa, no es
obstáculo para que destaque que “el Movimiento tiene su misión” (carta
del 18 de julio de 1932).
El
antisemitismo profundo de Heidegger se puede ver también en sus
reflexiones sobre Karl Jaspers y sobre el afecto profundo que siente
éste por su mujer, una judía. “Me enfurece ver cómo puede este hombre,
puramente alemán, con el instinto más auténtico y que percibe la más
alta exigencia de nuestro Destino […] seguir vinculado a su mujer”. “Es
en su relación original con los Griegos”, prosigue a Heidegger, “que la
metafísica del Dasein alemán podrá convertirse en activa”, y “Jaspers
piensa demasiado indudablemente en función de la humanidad” (carta del
19 de marzo de 1933). En resumidas cuentas, Heidegger querría que el
Dasein alemán renunciara a todo pensamiento sobre la humanidad como tal y
eliminara todo vínculo con los judíos, para estar vinculado
exclusivamente a una Grecia mythifiée.
También
se revelan en qué términos Heidegger realiza comentarios sobre la
Segunda Guerra Mundial: el 18 de mayo de 1940, en el mismo momento que
las tropas panzer del IIIº Reich se despliegan sobre Holanda, Bélgica y
Francia, Heidegger se congratula de que los alemanes conciban “la
soberanía total de la Técnica” de manera muy diferente que en 1917, y no
duda en hablar de la “legalidad interior de la tecnificación
incondicionada de la guerra” ¡Distamos mucho de sus discursos después de
1945 sobre el carácter errante de la Técnica planetaria asimilada al
nihilismo!
Ahora
bien las observaciones antisemitas y racistas de Heidegger tienen
asimismo repercusión en la misma obra. Las fórmulas de 1916 citadas más
arriba sobre el “enjudiamiento” (Verjudung) y sobre la raza alemana
constituyen, en efecto, el esbozo de un programa de dominación racial
que expondrá una quincena de años más tarde en sus cursos de filosofía,
mientras Hitler se mantiene en el poder. Habla entonces de “explotar con
profundidad las posibilidades fundamentales de la Esencia de las raíces
originalmente germánicas y conducirlas hasta la dominación”
(Gesamtausgabe, t.36/37, p.89). Mientras tanto se dedicó en su curso del
semestre de verano 1927 a destruir el concepto de género humano,
proponiendo traducir el genos griego por las palabras “raza, linaje” y
hablando en adelante con el plural “orígenes”. El mismo año afirma en
“Ser y Tiempo” que el Dasein auténtico debe ser entendido como Comunidad
(Gemeinschaft), como Pueblo, y que éste debe elegir él mismo “a su
Héroe” con el fin de “volverse libre para la continuación del combate”. Y
a partir del invierno 1929-30, en el curso titulado los “Conceptos
fundamentales de la Metafísica”, donde desafía a lo que nombra como “el
embrollo político” de la Alemania de Weimar y llama a “ser duros”,
abandona la cuestión “¿Qué es el hombre?” por la de “¿Quiénes somos
Nosotros?”. En 1933-34, precisa en sus cursos que el “Nosotros” sólo
designa al pueblo alemán, sólo él puede tener aún un “Destino”. También
en dicha fecha aclara en un seminario que lo que designa como “Salud del
Pueblo”, se refiere a “la unidad de Sangre y Origen” y a la “Raza”.
Si
nos referimos al conjunto de los textos citados más arriba, es
extremadamente preocupante ver que tanto “Ser y Tiempo” como los dos
cursos de los años 1927 y 1929-30, han sido incluidos por primera vez en
el programa de la Agrégation en filosofía en Francia. ¿Era necesario
endilgar a la Universidad francesa tal carga? ¿El pensamiento no
necesita hoy otro tipo de fundamentos?
Se
desearía al menos que esta situación propiciara una reconsideración a
fondo de los escritos de Heidegger. Ahora bien, para que se haga la luz
sobre sus intenciones profundas y sobre su implicación en el nazismo,
resulta indispensable que todos los investigadores tengan acceso al
conjunto de los archivos de los intelectuales más comprometidos con el
hitlérisme, para comenzar por los archivos Heidegger de Marbach y los
archivos Baeumler de Munich. Se sabe, en efecto, por una carta a
Elfride, que Baeumler continua manteniendo intercambio epistolar con
Heidegger en 1943, el mismo año en el cual aparece su elogio de Alfred
Rosenberg. Sin embargo, la carta a Baeumler no se hace pública. El
Presidente de la República Francesa ha mostrado el ejemplo
desclasificando, en 1988, el expediente Heidegger conservado en los
archivos del Quai d’Orsay. Esta es la razón por la cual lanzamos una
llamada solemne a los responsables, tanto alemanes como europeos, para
que el derecho a la verdad histórica y filosófica esté por fin
garantizado y que, sesenta años después del final del régimen nazi,
estos archivos estén abiertos a todos los investigadores.
Dr.
Emmanuel Faye, Maître de Conférences en Filosofía, Université de
Paris X-Nanterre. Ha publicado entre otros libros “Philososphie et
perfection de l’homme. De la Renaissance à Descartes” (Vrin, 199
y “Heidegger, l’introduction du nazismo dans la philosophie”
(Albin Michel, 2005).
3. Precisiones y atenuantes; La defensa filosófica del pensamiento de Heidegger.
El
desprecio por las posiciones políticas de Martin Heidegger no puede ser
sino necesaria y está fuera de toda duda. Pero el intento de cubrir de
fango nacionalsocialista Sein und Zeit (y con ello me refiero también al
propio Heidegger en el tristemente famoso discurso del rectorado, y a
otros pensadores, se llamen como se llamen), en un acto descaradamente
revisionista y simplificador, y que por cierto oculta la sonrojante
incapacidad de enfrentarse al texto en su ámbito originario, esto es, en
su ámbito radicalmente filosófico, es igualmente deleznable. Heidegger
ya había comprendido la Sexta Investigación Lógica de Husserl, crucial
en Sein und Zeit, probablemente antes de 1915; la terminología
ontológica que define el giro hermeneútico de su fenomenología comienza a
estar formulada en 1922; la conferencia Der Begriff der Zeit (1924) es
la primera avanzadilla de Sein und Zeit. La segunda, Prolegomena…, de
1925. Ese mismo año Hitler es encarcelado. Para cuando Mein Kampf tenga
eco social, pienso, Sein und Zeit ya habrá sido redactada. De todas
formas, las fechas carecen de interés cuando uno lee Sein und Zeit: la
propia obra es el más poderoso argumento que rebate la supuesta
orientación nazi de la ontología fundamental. Siempre que uno se acerque
a ella con un mínimo de honradez intelectual, claro. No vale ver en el
“ser-total” del Dasein, por ejemplo, una metáfora de la “Gran Alemania”.
La ontología es totalizadora per se (desde Aristóteles), precisamente
porque es ciencia de (todo) “lo que es”.
La política como arte; 'belleza' convulsiva y proyecto nacionalsocialista.
Adolfo Vásquez Rocca
"La belleza convulsiva será erótico-velada, explosivo-fija, mágico circunstancial o no será"
André Breton
Vanguardia nihilista y belleza convulsiva.
El
entreacto es la vanguardia y uno de los primeros elementos que debe
considerar cualquiera que se acerque a ellas con serio afán de
entenderlas es su condición teatral. La vanguardia es teatralización como estado puro de nuestra afectividad.
Los
postulados vanguardistas concernientes a la imagen y a la teoría
literaria se establecen por contraposición a los postulados estéticos
decimonónicos.
En
todo esteticismo, en toda decoración, se esconde cierto cinismo y
escepticismo, de ahí su caractrer historicista y su maniaco
revisionismo. El barroco de este realismo que olvida la realidad es
precisamente neo-romántico y es este 'clima' el que da lugar al
renacimiento de los nacionalismos. Los nacionalismos del siglo pasado
resultan impensables sin la imagen. Leni Riffensthal1,
la cineasta del nacionalsocialismo, lo entendió perfectamente. Ella se
encargo de documentar esas "performances" que eran los desfiles
militares y los mítines nazis. Registró en El poder de la voluntad a los grandes batallones nacional socialistas atravesando Berlín.
Hitler vivió el Kitsch sangriento de Nerón que estableció un artificio pirotécnico en Roma a cuenta de cuerpos
humanos. Nada muy distinto al exterminio masivo de prisioneros en las
cámara de gas, donde muchos morían de asfixia por aplastamiento antes
que se liberara el gas letal.
Sin
duda alguna las manifestaciones dadaístas, surrealistas y
situacionistas, comparadas con la "poesía" hitleriana, fueron un
"simple arrebato neorromántico". La mayoría de historiadores, artistas e
intelectuales, cierran los ojos ante la evidencia histórica. Esto –que–
haría enfurecer a André Bretón, sin embargo-que duda cabe- es una
paradójica verdad; aquí el papa del surrealismo es engañado por su
propio truco. André Bretón, el hombre que sólo aceptaba como arte el
libre fluir del inconsciente sin ningún tipo de censura estética, moral o
lógica; el hombre que había proclamado que el acto surrealista por
excelencia era bajar a la calle empuñando un revólver y disparar al azar
contra la muchedumbre, este mismo hombre, expulsa a Dalí del
surrealismo por pintar El enigma de Hitler, y se escandaliza cuando otro
miembro del grupo surrealista, sin ningún tipo de motivación, quema la
puerta de su casa, con grave riesgo de provocar una gran catástrofe.
Tampoco
pueden leerse las memorias de Luis Buñuel sin sentir un poco de
vergí¼enza por su idiotez ejemplar. En ellas nos cuenta como la gente
vio lirismo y poesía (se refiere a la película Un chien andalou, 1929) donde sólo había una vehemente apología del asesinato.
Más
allá de las ironías supuestas, debemos reconocer que sí bien los
dadaístas fueron los primeros, los originales, los creadores de la
expresión más pura y violenta del arte del siglo XX, es también
necesario reconocer que Hitler fue un "dadaísta" colosal, el más
espectacular. aunque también, que duda cabe, el más siniestro y macabro.
Fue precursor de los happenings thanaticos. Un
"situacionista aventajado" para el cual la vida diaria era una locura
desatada; un payaso obcecado para el que sólo existía una única
realidad: ejemplo proteico de una actitud férrea, sintética e
indivisible, que no observó jamás que pudiera haber diferencia alguna
entre la vida, la política y el arte. ¿Cómo un asesino en masa pudo ser
quien anticipará estas ideas que están a la base de la posición de
cierta vanguardia nihilista?
Heidegger y el nazismo.
Al
momento de considerar el Nacionalsocialismo como proyecto cultural
-como el "Detonante iconográfico y operístico de la política de masas"2
resulta oportuno considerar los discursos políticos de 1933
pronunciados por Heidegger, clave "teórica" del compromiso de Martín
Heidegger con el III Reich, compromiso político-académico que le hace
prestarle su voz al Nacionalsocialismo como único proyecto cultural para
el resurgimiento de Alemania.
El
III Reich como "obra de arte" tendrá en la alocución de Heidegger del
23 de noviembre de 1933 su aclaración política. "El arte sólo llega al
gran estilo cuando incluye totalmente la existencia del pueblo en la
marca típica de su esencia". De esta forma, la constitución del Estado
aparecerá como una obra de arte.
Y
ante los estudiantes de Tubinga, el 30 de noviembre de 1933, Heidegger
describía el proceso de conquista de la nueva realidad, afirma
Safranski, "como si se tratara del nacimiento de una obra de arte"3
porque quien "lucha" es como si estuviera "en el interior de una obra
que surge". El artista-ciudadano del Reich se transforma en
"copropietario de la verdad del pueblo en su Estado". De ahí el
proyecto heideggeriano sobre "el campamento de la ciencia" al servicio
del auténtico saber alemán; proyecto que se llevó a cabo durante los
días 4 al 10 de octubre de 1933, al pie de la cabaña de Todtnauberg. De
la Nota de trabajo en la que estoy me parece seria y ajena a las
críticas ad hominem; me importa el caso Heidegger por el problema
filosófico que conlleva. Y voy entendiendo que este filo de la navaja en
donde aparecen como inextricables cultura y barbarie, hermenéutica y
violencia, tiene en la esteticización del pensamiento una clave
importante para entender ciertas analogías entre el renovador estilo
cultural del nazismo y la experiencia artística de la política que hay
en Heidegger en tanto "política del Ser". Leamos a Heidegger: "El 12 de noviembre, el pueblo alemán
entero va a escoger su futuro. Este futuro está ligado al Fí¼hrer. El
pueblo no puede elegir el futuro únicamente sobre la base de lo que se
llama consideraciones de política exterior, deposite en la urna una
papeleta inscrita con un "sí" sin incluir en este "sí" al Fí¼hrer y al
movimiento que son uno solo, incondicionalmente con él. No está de un
lado la política exterior y del otro la política interna. Hay una
única voluntad, la que quiere la existencia plena y total del Estado.
Esta voluntad, llegó con el Fí¼hrer al despertar a su pueblo entero, y
es la que él ha fundido en una única decisión".
Hitler y las masas; Los asesinos están entre nosotros.
Ahora
bien, a la hora de intentar explicar el fenómeno cruento que constituye
el nazismo, el auge y desarrollo del Tercer Reich, con su maquinaria de
exterminio, gran parte de los historiadores ignoran o minimizan el
factor psicológico que esta a la base de estos fenómenos de masas. Ello
queda demostrado porlas notables lagunas que se dejan entrever en el
conocimiento de la historia alemana, desde la primera guerra
mundialhasta el triunfo final de Hitler.
Aunque
ello es así, esos factores políticos, sociales y económicos no bastan
para explicar el profundo impacto de Hitler en la población alemana. De
manera significativa, muchos observadores alemanes se negaron hasta el
último momento a tomar a Hitler en serio, y aun después de su
advenimiento al poder juzgaron al nuevo régimen como una aventura
transitoria. Tales opiniones indican, por lo menos, que en la situación
interior existía algo inexplicable, algo que no podía inferirse de las
circunstancias comprendidas dentro del campo normal de visión.
Esta
fuerte oposición ideológica que resistía a Hitler tiende a sugerir que
fue un puñado de fanáticos y gángsters el que logró sojuzgar a la
mayoría del pueblo alemán. Esta conclusión no se ajusta a los hechos.
En lugar de resultar inmune al adoctrinamiento nazi, la mayoría de lo
alemanes se plegó al gobierno totalitario con tal presteza que no podía
ser un simple resultado de la propaganda, mientras el fascismo italiano
era una especie de representación teatral, el nazismo asumió aspectos
de religión.
Era
un espectáculo desconcertante: por un lado los alemanes se resistían a
darle las riendas a Hitler y por el otro estaban completamente de
acuerdo en aceptarlo.Tales actitudes contradictorias surgen
frecuentemente de conflictos entre las demandas de la razón y las
urgencias emocionales. Puesto que los alemanes se oponían a Hitler en
el plano político, su extraña predisposición por el credo nazi debe
haberse originado en disposiciones psicológicas más potentes que
cualquier escrúpulo ideológico.
El
fascismo es un fenómeno absolutamente develador. Muy raras veces nos ha
ofrecido la larga y tortuosa historia de la naturaleza de los partidos
modernos un ejemplo tan significativo de las necesidades interiores de
la masa respecto a su 'culto al héroe' como la ofrecida por el fascismo y
el nazismo. Una confianza absoluta, ciega y una ardiente veneración, he
aquí lo que ofrece este partido a su Fí¼hrer, a su Duce.
Esto,
el fenómeno del 'culto al héroe', pone de manifiesto que en las oscuras
turbas humanas existe un aspecto que no cesa de soñar en una
luminosidad más grande. En la práctica, las masas desarrollan su propia
forma de idealismo e imponen de vez en cuando su voluntad de
ensalzamiento del héroe sin hacerla objeto de discusión.
Pero
ningún culto a la persona resulta más ilustrativo de la idealización
horizontal que aquel del que fue objeto Hitler. Este fenómeno, en lo
esencial, nunca fue otra cosa que la autoidolatría de una ávida
mediocridad apoyada por la figura del Fí¼hrer como medio de culto
público. También el culto a la persona constituye una fase del programa
de desarrollar la masa como sujeto. De ahí que, a la vista del fenómeno
de la generalización constante de la comunicación en los Estados
nacionales, sea lícito comprender a los héroes de la época burguesa y
de masas, sean dictadores clásicos o populares, como testimonios de que
los individuos también podían intervenir en calidad de medios de masas.
Por esta razón, el culto al genio y el culto al Fí¼hrer pudieron
intercambiar de manera intermitente su forma sin complicaciones.Con
todo, tuvo que actuar el peculiar talento alemán para la auto-hipnosis
para escenificar esa luna de miel entre idealismo y brutalidad que
originó, en los embriagadores albores de la "Revolución Nacional" de
1933, ese clima de ilusión tan especial para las masas. Fue Thomas Mann
quien supo expresar esta situación en términos de minoría de edad
cuando él, en septiembre de 1939, ya dispuesto a emigrar a los Estados
Unidos, realizó el diagnóstico de que los alemanes eran un pueblo que
idolatraba la falta de formación y la barbarie".Esta idolatría, no
obstante, no era más que una forma de desvío del deseo de
reconocimiento. Todo aquel que desde la distancia histórica pretenda
comprender el efecto producido por Hitler tiene que renunciar al intento
de investigar al dictador como una figura dotada de una personalidad
demoníaca.
La
específica adecuación del papel desempeñado por Hitler en el
psicodrama alemán no estriba en sus extraordinarias aptitudes o en su
reconocido carisma, sino, antes bien, en su incomprensible y evidente
vulgaridad, por no hablar de su consecuente disposición a vociferar sin
rebozo alguno delante de grandes multitudes. Hitler parecía llevar de
nuevo a los suyos a una época en la que gritar todavía servía para
algo. Desde este punto de vista, fue el artista de la acción más exitoso
del siglo,un exitoso artista de la acción y de la puesta en escena de
masivas liturgias hipnóticas.
Peter
Sloterdijk describe el desenfreno y la violencia política a flor de
piel en la luna de miel entre el idealismo y la brutalidad. Hannah
Arendt pone el final: un salto mortal al primitivismo. Individuos
impotentes y desorganizados que se dejan dominar y alcanzan un desamparo
organizado: esos son los que perciben a la figura humana bajo el sello
de la insignificancia cósmica, como lo señalara Niklas Luhmann.
Es
en este plano horizontal de resonancia ya apuntado donde se asienta la
continuidad funcional existente entre el culto al líder de las masas
encaminadas a la descarga durante la primera mitad de nuestro siglo y el
culto al estrellato de las masas ansiosas de entretenimiento que surge
en su segunda mitad. El misterio que envuelve tanto al antiguo líder
como a las estrellas de nuestra actualidad reside precisamente en el
hecho de ser tan similares entre sí ante sus embotados admiradores,
tanto que alguien involucrado apenas podría llegar a barruntarlo.
Aunque también los mismos eminentes intelectuales alemanes llegaran a
participar en este salto mortal al primitivismo" esta situación en
absoluta desacredita la mencionada conexión; pone de manifiesto, más
bien, la superficie de contacto que permitió la "alianza entre vulgo y
elite".Es en este terreno donde, según el diagnóstico de Ana Arendt, la
impotencia desorganizada de innumerables individuos se trueca en el
"desamparo organizado" de una mayoría que se deja dominar tanto por los
movimientos totalitarios como por los medios de entretenimiento
totales.
En
lo que concierne a las aptitudes de Hitler, el diagnóstico es claro.
Mientras cumplió sus labores como Fí¼hrer, no actuó en absoluto como la
ensalzada contrafigura de una masa guiada por él mismo, sino como su
delegado y catalizador. En todo momento adoptó el mandato imperativo de
la vulgaridad. No alcanzó el poder gracias a algún tipo de aptitudes
excepcionales, sino merced a su inequívoca grosería y a su manifiesta
trivialidad. Si algo había de especial en él, residía tan solo en el
hecho de que parecía haber inventado su vulgaridad en todo su ser, como
si fuera el primero en reconocer en esa misma vulgaridad una meta que
podía ser perseguida hasta sus últimas consecuencias. La autoconciencia
de Hitler de ser la encarnación de un destino se adecuaba en este
sentido a su papel de instrumento histórico. En él, el narcisismo vulgar
fue capaz de entrar en escena. Para muchos, en él, y a través suyo, el
sueño de una gran eclosión, libre de esfuerzos, podía cobrar visos de
realidad.Dado que él estaba en condiciones de anular las ilusas infamias
de los grupos más diferentes, pudo actuar desde diferentes lugares como
una suerte de imán. Sólo como médium polivulgar fue capaz de crear el
denominador común de sus partículas afines a su adhesión. El hermano
Hitler tendió su mano a todos los que querían consumar su destino por
su cuenta. Quien estaba dispuesto a eliminar toda percepción de la
realidad para así poder fantasear mejor acerca de un salvador –incluso
acerca de ese "redentor cultural"anunciado por los georgianos-, podía
esta máscara comprometerse con todo lo que quisiera. Sin embargo, aun
cuando las masas no fueran capaces de reconocer por sí misma que
tenían ante sí a una marioneta perversa, un niño mimado, coprófilo e
impotente de tendencias suicidas explícitas, fueron los rasgos
histéricos, megalómano-populistas e histriónicos de su carácter los que
se evidenciaron desde el comienzo de manera más notoria e inmediata. De
ahí que todavía hoy digan más de su figura los documentos gráficos que
las miles de biografías al uso. Entonces se le ve siempre posando para
las ilusiones de la masa: pero allí donde cae la pose, sólo queda el
hueco del colérico médium falto de carácter. Hitler, el recolector de
ilusiones y el político hipnótico, no era en absoluto un hombre de
excesivo talento, como tampoco era en ningún aspecto una personalidad
creativa. Para que tuviera éxito, sólo bastaba que fuera capaz de ser un
receptor -catalizador- popular.
Reflexionando
sobre la adhesión que recibió Hitler en el marco de la sociedad de
masas no pretendemos indagar si hubo o no una amplia mayoría que siguió
la política antisemita de Hitler, sino considerar como llegó al poder,
esto es por la vía democrática; que tuvo seguidores fanatizados y
seguidores que sólo fueron parte semi-inconsciente de la máquina
genocida, esto es en su carácter de masa; que así como tuvo adeptos
tuvo también adversarios, quienes a pesar que trataron, no lograron
destronar rápidamente esa política por no contar con aquella hegemonía
masiva con la que sí contaba el régimen.
Una
figura histórica que haya provocado tanto daño debe ser estudiada en
profundidad. Aunque hay una marea de libros y monografías en torno a
Hitler muy pocos son los que han analizado la zona oscura, las raíces
del mal. La historiografía oficial utiliza la técnica del avestruz.
Aquello que escapa a su comprensión lo rechaza como imposible. Aunque
tal rechazo implique aceptar que al final la Guerra Mundial se debió a
la mala suerte de que llegase un loco al poder de Alemania. Esta actitud
es un insulto a la inteligencia. ¿Quién fue realmente Hitler? ¿Cómo
explicar que uno de los pueblos más cultos de la época se dejara
embaucar por un loco? ¿Cómo pudo un tipo con un bigotillo ridículo
pasar de vagabundo a intentar, y casi conseguir, la conquista del mundo?
¿Qué eran esos símbolos extraños de que se rodeaba?
Resulta
al menos curioso que el país más culto de Europa tras la derrota y
humillación de 1918 volvió su mirada hacia un pasado mítico y
legendario de grandeza donde encontrar consuelo. El paganismo que no
había desaparecido por completo de Europa regresaba de la mano de los
círculos iniciados y ocultistas. Thor, Wotan y otros dioses extraños
regresaban a sus dominios precristianos.
El
nazismo hunde sus raíces en el río ocultista que recorre Europa desde
el siglo XVIII. Organizaciones secretas como la Deutscher Bund, la
Tugembud, los Iluminados de Baviera o Thule, fueron sin lugar a dudas
materia de inspiración para el nazismo. Debemos recordar aquellas
palabras de Hitler cuando afirmaba que «aquel que vea en el nazismo un
movimiento político, es que no ha entendido nada». La gran fuerza del
nazismo se encuentra en ser fundamentalmente un movimiento espiritual e
irracional, donde prima la intuición sobre la razón, la acción sobre la
contemplación. La fuerza del mito cobra en el nazismo un protagonismo
absoluto.
En
la actualidad junto a la irrupción de neonazis que exhiben viejas
insignias, nueva extrema derecha recorre Europa que ha entendido que su
supervivencia exige un "lavado" de imagen: viste informalmente y niega
ser racista -al tiempo que niega el holocausto- y declara un compromiso
con la democracia. Por lo tanto, recordar el pasado puede lograr que ese
odio se reprima y no se convierta en fuerza hegemónica bajo un disfraz o
sensorium nuevo.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca.
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid. Profesor de Postgrado
del Instituto de Filosofía de la PUCV, Profesor de Antropología
Filosófica y de Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la
Universidad Andrés Bello, UNAB. Profesor asociado al Grupo Theoria
Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado.
Bibliografía
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Luis Buñuel, Escritos de Luis Buñuel, Madrid, Páginas de Espuma, 2000.
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contrarrevolución en Alemania (1914 – 1933)", en María Antonieta
Macciochi, Elementos para un Análisis del Fascismo, tomo II, España, El
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Simón Royo H., "Leni Riefenstahl y la estética fascista; prueba de la imposibilidad de un arte apolítico" en Revista Observaciones Filosóficas , 2007,
Adolfo
Vásquez Rocca, "El artista como dictador social y el político como
escenógrafo" en Psikeba Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales
© 2006, Buenos Aires, http://www.psikeba.com.ar/articulos/AVRartista.htm
Rí¼diger, Safranski, Un Maestro de Alemania; Martin Heidegger y su tiempo, Ed. Tusquets, Barcelona, 1997.
1 Según
Deleuze y Guattari el romanticismo alemán exonera al héroe-individuo
de servir al pueblo y a las masas mediante el resguardo de la soledad,
pero también se nos dice que "el fascismo utilizó mucho menos a Verdi
que el nazismo a Wagner" (Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia.
Valencia 1980, p.345). Lo sonoro (oído) prima sobre lo visual (vista)
en materia de desterritorialización habiendo un "fascismo potencial de
la música" (Deluze Op.cit. p.351): "í‰xtasis o hipnosis. No se mueve a
un pueblo con colores. Las banderas nada pueden sin las trompetas"
(Ibid) de ahí que la cineasta nazi Leni Riefenstahl emplease ambas en
su película El triunfo de la voluntad (1935). Se distingue aquí entre
pueblo y masa, pero para nuestra sorpresa el nazismo y la música de
Wagner son clasificados como fenómenos ligados al pueblo (y ciertamente
estaban ligados a la mistificación del pueblo ario) y no como un
fenómeno de masas. Pero en la obra de Riefenstahl lo que se percibe es
un fascismo potencial del cine puesto en obra, un cine dispuesto para
configurar la masa fascista en los términos en que había sido descrita
por Freud en su Psicología de las masas y análisis del yo (1923),
como un ser colectivo producido mediante la identificación, el
enamoramiento y la hipnosis con relación a un Fí¼hrer, líder y
salvador. Yo distingo pueblo y masa de otra manera, pues para mí el
pueblo en el buen sentido de la palabra, (no el ario ni el elegido),
son las 110 millones de personas que se manifestaron consciente y
simultáneamente en 60 países contra la guerra en Irak (febrero de
2003), mientras que las masas son los millones de borregos que pueblan
en manadas los grandes centros comerciales.
2 VÁSQUEZ
ROCCA, Adolfo, "Peter Sloterdijk; El detonante iconográfico y
operístico de la política de masas" en La lámpara de Diógenes:
Revista semestral de Filosofía, Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla, ISSN 1870-4662, Vol. 7, Nº. 12-13, 2006, pags. 169-182
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2213543&orden=101460&info=link
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2213543&orden=101460&info=link
3 SAFRANSKI, Rí¼diger, Un Maestro de Alemania; Martin Heidegger y su tiempo, Ed. Tusquets, Barcelona, 1997.
La política como arte; 'belleza' convulsiva y proyecto nacionalsocialista Por Adolfo Vásquez Rocca
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso - Universidad Complutense de Madrid
Artículos relacionados del Autor:
- Vásquez Rocca, Adolfo, "Heidegger y Sloterdijk: La política como plástica del ser, nacionalsocialismo privado y crítica del imaginario filoagrario" En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nº 21 | Enero-Junio.2009 (I) pp. 381-393. http://www.ucm.es/info/nomadas/21/avrocca.pdf
- Vásquez Rocca, Adolfo, "Arquitectura, Diseño y Filosofia en Heidegger; Construir, Habitar, Pensar", En Arqchile.cl ©, Portal Latinoamericano de Arquitectura, ISSN 0718-431X, Concepción , mayo 2008.
http://www.arqchile.cl/arquitectura_heidegger.htm
http://www.arqchile.cl/arquitectura_heidegger.htm
El artista como dictador social y el político como escenofrafo
- Vásquez Rocca, Adolfo, "Sloterdijk y Canetti; El detonante iconográfico y operístico de la política de masas",
en NÓMADAS Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas.
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, | Nº 15 | Enero-Junio 2007, pp.
201-214
http://www.ucm.es/info/nomadas/15/avrocca_detonanteiconografico.pdf
http://www.ucm.es/info/nomadas/15/avrocca_detonanteiconografico.pdf
. Vásquez Rocca, Adolfo, "La crisis de las Vanguardias artísticas y el debate Modernidad-Postmodernidad"
En Revista Arte, Individuo y Sociedad. Revista Científica de la Facultad de Bellas Artes, UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID – Año 2005 – vol. 17.ISSN 1131-5598 pp.133 - 154
http://www.ucm.es/BUCM/revistas/bba/11315598/articulos/ARIS0505110135A.PDF
-Edición ampliada y prologada, reproducida en Suma Nº 2, de 2005. Revista Científica de Estudios Histórico-artísticos,
http://www.sumagestion.com/revista/2/vanguardias_artisticas/index.htm
y En Revista Ábaco, Revista de Cultura y Ciencias Sociales, 2005, Número doble 44-45, Editada por CICEES, GIJÓN (ASTURIAS), Asociada a ARCE y FIRC (Federación Internacional de Revistas Culturales) pp.141-153.
En Revista Arte, Individuo y Sociedad. Revista Científica de la Facultad de Bellas Artes, UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID – Año 2005 – vol. 17.ISSN 1131-5598 pp.133 - 154
http://www.ucm.es/BUCM/revistas/bba/11315598/articulos/ARIS0505110135A.PDF
-Edición ampliada y prologada, reproducida en Suma Nº 2, de 2005. Revista Científica de Estudios Histórico-artísticos,
http://www.sumagestion.com/revista/2/vanguardias_artisticas/index.htm
y En Revista Ábaco, Revista de Cultura y Ciencias Sociales, 2005, Número doble 44-45, Editada por CICEES, GIJÓN (ASTURIAS), Asociada a ARCE y FIRC (Federación Internacional de Revistas Culturales) pp.141-153.
HEIDEGGER, NIETZSCHE Y EL NACIONALSOCIALISMO: LA POLÍTICA COMO ARTE | Adolfo Vásquez Rocca
Heidegger, Nietzsche y el Nacionalsocialismo
Introducción
Nietzsche y Heidegger: El Nacionalsocialismo
1.- La subida de Hitler al poder.
Hubo
manifestaciones sobrecogedoras del nuevo sentimiento de comunidad,
juramentos de masas bajo bóvedas iluminadas, hogueras de regocijo en las
montañas, discursos del Führer en la radio; y la gente se congregaba
con vestido de fiesta en las plazas públicas para escucharlos, así como
en el aula de la universidad y en las cervecerías. En honor de la toma
de poder se ofrecieron cánticos corales en las iglesias. El
superintendente general Otto Dibelius, el 21 de marzo de 1933, el “día
de Potsdam”, dijo en la iglesia de San Nicolás: “Por el norte y el sur,
por el este y el oeste sopla una nueva voluntad de Estado alemán,
hablando en términos de Treitschke, la añoranza de no renunciar por más
tiempo a “una de las sensaciones más elevadas en la vida de un hombre, a
saber, la mirada al propio estado”. Sebastián Haffner, testigo directo,
dice que es difícil reproducir el sentimiento de aquellas semanas. Este
sentimiento constituyó la auténtica base del poder para el venidero
Estado del Führer, “Fue -ni podemos decirlo de otra manera- un
sentimiento muy difundido de redención y liberación de la democracia.”
Ese sentimiento de alivio por el final de la democracia no se reducía a
los enemigos de la república. Ni siquiera la mayoría de sus defensores
veían ya en ella la capacidad de superar la crisis. Era como si se
hubiera disipado un hechizo paralizante. Parecía anunciarse algo
realmente nuevo: un dominio del pueblo con un caudillo y sin partidos,
un Partido del que se esperaba que por dentro unificara de nuevo a
Alemania y hacia fuera la hiciera consciente de sí misma. Incluso en los
observadores más distanciados de los hechos se despertó la idea de que
Alemania había vuelto a sí misma, a su propia casa. El “Discurso de la
paz” de Hitler, el 17 de mayo de 1933, donde declaraba que “el amor y la
fidelidad sin límites al propio pueblo” incluyen el “respeto” a los
derechos nacionales de otros pueblos, tuvo su repercusión. El Times escribió: Hitler ha “hablado efectivamente en favor de una Alemania unida”.
En
este discurso del 17 de mayo de 1933 fue una obra maestra de propaganda
engañosa, que conmovió al pueblo alemán profundamente. Lo unificó tras
su jefe, junto con causar una impresión favorable y profunda en el mundo
exterior. El presidente Roosevelt había pedido el desarme y Hitler lo
había aceptado. Decía que Alemania no quería guerra y no tenía la menor
intención de germanizar a otros pueblos. El mundo estaba encantado,
Hitler hablaba con mesura y claridad. Pedía un trato igual a otras
naciones. El 14 de octubre a Alemania se le niega la igualdad de
derechos por parte de otras potencias. Como consecuencia, se retira de
la Conferencia de Desarme y de la Sociedad de las Naciones.
Hitler
disolvió el Reichstag y anunció que sometería a plebiscito la retirada
de Alemania de Conferencia de Ginebra. Desde ese momento el país
intentaría rearmarse en franco desafío a cualquier tratado de desarme y
al de Versalles. Se estaban produciendo violaciones al acuerdo. Las
naciones aliadas no adivinaron lo que se estaba construyendo en
Alemania. El 95% del pueblo aprobó la retirada. El 26 de enero de 1934
se anunció la firma de un pacto de no agresión, por 10 años, entre
Alemania y Polonia. En un año en el poder de Hitler había terminado con
la República de Weimar; había logrado la dictadura personal; destruido
los partidos políticos, menos el nazi; borrado los gobiernos estatales y
sus parlamentos; había unificado el Reich; destruido sindicatos;
suprimido asociaciones democráticas; expulsado a judíos de la vida
pública y profesional; abolido la libertad de palabra y de prensa y
anulado la independencia de tribunales la política. Además, la economía y
la cultura estaban bajo reglas nazis. Las SA contaban con 2 millones de
hombres. Roehm quería que fueran la base del ejército. Hitler no quizo
ofender a la oficialidad y rehusó la idea. Altos oficiales aceptaron a
Hitler como sucesor de Hindenburg, que estaba a punto de morir, a cambio
de que él calmara las ambiciones de Roehm y de reducir a la SA. El
trato sellaba la dictadura verdaderamente suprema.
Adolf
Hitler en Weimar se hizo fotografiar frente al busto de Nietzsche.
Richard Oehler, primo de Nietzsche y colaborador de Elisabeth Foerster
en el Archivo, hizo reproducir la fotografía en el frontispicio de su
libro Nietzsche y el porvenir de Alemania. En esta obra intentó mostrar el acuerdo profundo entre la enseñanza de Nietzsche y de Mein Kampf [Mi lucha]. Reconoce, es cierto, la existencia de pasajes de Nietzsche que no serían hostiles a los judíos, pero concluye:
Lo
que más nos importa es esta advertencia: “¡Ni un judío más! ¡Cerrémoles
nuestras puertas, sobre todo hacia el este! (...) Alemania tiene ya su
buen número de judíos, el estómago y la sangre alemanes deberán padecer
largo tiempo antes de haber asimilado esa dosis de ‘lo judío’; no
tenemos la digestión tan activa como los italianos, los franceses, los
ingleses, que pasaron por el trance de manera mucho más expeditiva”.
Obsérvese que esto es expresión de un sentimiento más general que exige
que se lo escuche y que se actúe en consecuencia. “¡Ni un judío más!
¡Cerrémoles nuestras puertas, sobre todo hacia el este (incluida
Austria)!”. He aquí lo que reclama el instinto de un pueblo cuyo
carácter es todavía tan débil y tan poco marcado que corre el riesgo de
ser abolido por la mezcla con una raza más enérgica.
2.- La apropiación de Nietzsche por parte de ideólogos del nacionalsocialismo
No
se puede dejar de considerar los intentos de apropiación de Nietzsche
por parte de ideólogos del nacionalsocialismo como Alfred Baeumler.
Semejante apropiación no dejaba de discutirse precisamente entre los
ideólogos fuertes del nazismo. Ernst Krieck, por ejemplo, previene
sarcásticamente frente a una adaptación de Nietzsche: “En resumen,
Nietzsche era enemigo del socialismo, y lo era también del nacionalismo y
del pensamiento racial. Si se prescinde de estas tres direcciones
intelectuales, quizás habría podido salir de él un nazi destacado”.
Nietzsche
quería derribar la metafísica tradicional partiendo de una frase
profundamente metafísica, que según la formulación de Schelling dice
así: “Querer es ser original”. Nietzsche no entiende la voluntad como
aquella tradición que llega hasta Schopenhauer. Para él la voluntad no
es deseo, impulso indistinto, sino un “poder mandar”, una fuerza para
hacer que crezca el ser. “Querer en general es lo mismo que querer ser
más fuerte, querer crecer.”
Respecto
de la adhesión de Heidegger al nacionalsocialismo, y para no incurrir
en simplificaciones banales, baste recordar las palabras de la
"Introducción a la metafísica", basada en una lección que dictara el año
35 en la Universidad de Friburgo, y que se publicara el año 53, donde
contrasta la "verdad y grandeza" del movimiento nacionalsocialista con
la miseria de su aparición histórica: "Lo que hoy se ofrece por todas
partes como filosofía del nacionalsocialismo -pero que no tiene
absolutamente nada que ver con la interior verdad y grandeza de este
movimiento (a saber, el contacto entre la técnica planetariamente
determinada y el hombre moderno)- hace su pesca en esas turbias aguas de
'valores' y 'totalidades'". Ello nos hace ver que Heidegger se adhirió a
una suerte de "nacionalsocialismo privado", de acuerdo al cual, y como
dice ese mismo texto, él estaba convencido de que a Alemania le
correspondía la misión de superar el "oscurecimiento mundial", suscitado
principalmente por el dominio de las grandes potencias, Estados Unidos y
Rusia, que, metafísicamente consideradas, son lo mismo: el imperio raso
de la técnica que aplana y uniformiza todo lo humano. Estas potencias
equivalen a: "... la misma furia desesperada de la técnica desencadenada
y de la organización abstracta del hombre normal. Cuando el más
apartado rincón del globo haya sido técnicamente conquistado y
económicamente explotado; cuando un suceso cualquiera sea rápidamente
accesible en un lugar cualquiera y en un tiempo cualquiera; cuando se
puedan 'experimentar', simultáneamente, el atentado a un rey, en
Francia, y un concierto sinfónico en Tokio; cuando el tiempo sólo sea
rapidez, instantaneidad y simultaneidad, mientras que lo temporal,
entendido como acontecer histórico, haya desaparecido de la existencia
de todos los pueblos; cuando el boxeador rija como el gran hombre de una
nación; cuando en número de millones triunfen las masas reunidas en
asambleas populares, entonces, justamente entonces, volverán a atravesar
todo este aquelarre, como fantasmas, las preguntas: ¿para qué?, ¿hacia
dónde?, ¿y después qué?".
Heidegger por Adolfo Vásquez Rocca - Heidegger Ser y Tiempo
A
mi juicio, únicamente dentro de este contexto global del oscurecimiento
mundial que detecta Heidegger en su época, y que de distinta forma
detectaron también mentes brillantes como las del filósofo e íntimo
amigo de Heidegger, Karl Jaspers, como también Ortega y Gasset, Oswald
Spengler, y otros por aquellos años, corresponde entender las palabras
que cita Farías de la Conferencia en Bremen del año 45: "La fabricación
de cadáveres en las cámaras de gas y la transformación de la agricultura
en industria alimenticia son en esencia lo mismo". Ello sólo puede ser
entendido en el contexto del pensamiento heideggeriano sobre la técnica,
que acaba por suscitar que las cosas se muestren bajo su dominio nada
más que como algo dispuesto, listo para ser utilizado, aprovechado y
consumado. Como dice en la carta sobre el "humanismo", no sólo las cosas
se presentan al modo de la mera disposición, sino también el propio
hombre que aparece entonces como "material humano". Y esto tiene hoy no
solamente validez en función de que al ser humano se lo ve normalmente
nada más que como especialista, funcionario o empleado, sino que hasta
la posibilidad de la manipulación genética como de la clonación humana
apuntan de modo impresionante en la misma dirección. Es cierto que la
cita de la Conferencia de Bremen suena a algo tremendo, pero ello dista
mucho de insinuar, cierta "inhumanidad" (y agregaría hasta
"monstruosidad" de Heidegger).
3.- Heidegger menciona motivos racionales. Pero no menciona su entusiasmo revolucionario.
Lo
que sucedió con la conquista del poder por parte de los
nacionalsocialistas significaba para Heidegger una revolución; era mucho
más que política, era un nuevo acto de la historia del ser, un cambio
de época.
Pasemos
ahora a Heidegger. Este sigue a Nietzsche en la crítica del idealismo, y
también en el “permaneced fieles a la tierra”. Pero precisamente en
este punto critica a Nietzsche y le echa en la cara que su filosofía de
la voluntad de poder no ha permanecido fiel a la tierra. Para Heidegger
“permanecer fiel a la tierra” significa: no perder el ser a través de la
implicación en el ente. Nietzsche, dice Heidegger, partiendo del
principio de la voluntad de poder, lo introduce todo en el círculo del
hombre que valora. El ser, con el que tiene que habérselas el hombre y
que él mismo es, se considera enteramente como un “valor”. El ser se
disuelve falsamente en el hecho de que en cada caso tiene “valor” para
el hombre. Nietzsche quería animar al hombre para sí mismo, erigirlo.
Heidegger dice: de ahí no ha surgido solamente un erigirse, sino además
una rebelión; una rebelión de las técnicas y de las masas, que ahora a
través del dominio técnico se convierten completamente en lo que
Nietzsche llamó los “últimos hombres”, los cuales, “parpadeando”, se
establecen en sus moradas y en su pequeña felicidad, y con suma
brutalidad se defienden contra toda merma de su seguridad y sus estados
de posesión. “El hombre se entrega a la rebelión”, dice también
Heidegger mirando al presente de Alemania; “el mundo se convierte en
objeto... La tierra misma sólo puede mostrarse como el objeto del
ataque... La naturaleza aparece por doquier... como el objeto de la
técnica”. Según Heidegger, todo está delineado ya en Nietzsche.
Doctor
en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso;
Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía
IV, mención Filosofía Contemporánea y Estética. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética
en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés
Bello UNAB. Profesor de la Escuela de Periodismo, Profesor Adjunto Escuela de Psicología y de la Facultad de Arquitectura UNAB Santiago. Profesor PEL Programa Especial de Licenciatura en Diseño, UNAB – DUOC UC – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la 'Fundación
Hombre y Mundo' y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en
México. –Miembro del Consejo Editorial Internacional de la
'Fundación Ética Mundial' de México. Director del Consejo Consultivo
Internacional de 'Konvergencias', Revista de Filosofía y Culturas en
Diálogo, Argentina. Miembro del Consejo Editorial Internacional de Revista Praxis –Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional UNA, Costa Rica. Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil y del Cuerpo Editorial de Sophia –Revista de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador–. –Secretario Ejecutivo de Revista Philosophica PUCV. –Asesor Consultivo de Enfocarte –Revista de Arte y Literatura– Cataluña / Gijón, Asturias, España. –Miembro del Consejo Editorial Internacional de 'Reflexiones Marginales' –Revista de la Facultad de Filosofía y Letras UNAM. –Editor Asociado de Societarts, Revista de artes y humanidades, adscrita a la Universidad Autónoma de Baja California. –Miembro del Comité Editorial de International Journal of Safety and Security in Tourism and Hospitality, publicación científica de la Universidad de Palermo. –Miembro Titular del Consejo Editorial Internacional de Errancia,
Revista de Psicoanálisis, Teoría Crítica y Cultura –UNAM– Universidad
Nacional Autónoma de México. –Miembro del Consejo Editorial de Revista “Campos en Ciencias Sociales”, Universidad Santo Tomás © , Bogotá, Colombia. –Miembro de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) con sede en Bruselas, Bélgica. Director de Revista Observaciones Filosóficas.
Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla. – Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo Theoria
– Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado –UCM. Eastern Mediterranean University - Academia.edu. Académico
Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado,
Universidad Andrés
Bello. –Investigador Asociado y Profesor adjunto de la Escuela Matríztica de Santiago –dirigida por el Dr. Humberto Maturana. Consultor Experto del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC)– Artista conceptual. Crítico de Arte. Ha
publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada
cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28,
Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia,
España, 2008. Invitado especial a la International Conference de la Trienal de Arquitectura de Lisboa | Lisbon Architecture Triennale 2011. Traducido al Francés - Publicado en la sección Architecture de la Anthologie: Le Néant Dans la Pensée Contemporaine
. Publications du Centre Français d'Iconologie Comparée CFIC, Bès Editions
, París, © 2012. Profesor de Postgrado, Magister en Biología-Cultural, Escuela Matríztica de Santiago y Universidad Mayor 2013.
PUBLICACIONES
Publicaciones Internacionales Catalogadas en DIALNET Directorio de Publicaciones Científicas Hispanoamericanas
http://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1053859
Dr. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA
Ver:
Revista Observaciones Filosóficas - Martin Heidegger y la política
Revista Observaciones Filosóficas - Heidegger; palabra, silencio
SLOTERDIJK, HEIDEGGER Y NIETZSCHE; FILOSOFÍA Y ANTROPOLOGÍA
ARTE Y FILOSOFÍA: HEIDEGGER Y SARTRE Por Adolfo Vásquez Rocca
Heidegger; Notas sobre Hölderlin y Trakl
DEL HUMANISMO DE SARTRE AL ‘ANTI-HUMANISMO’ DE HEIDEGGER Por Adolfo Vásquez Rocca
LA POLÍTICA COMO ARTE; 'BELLEZA' CONVULSIVA Y PROYECTO NACIONALSOCIALISTA Por Adolfo Vásquez Rocca
ARQUITECTURA, DISEÑO Y FILOSOFÍA EN HEIDEGGER; "CONSTRUIR, HABITAR, PENSAR Por Adolfo Vásquez Rocca
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SLOTERDIJK, AGAMBEN Y NIETZSCHE: BIOPOLÍTICA, POSTHUMANISMO Y BIOPODER
FILOSOFÍA Y ESCRITOS POLÍTICOS DE MARTIN HEIDEGGER Introducción Dr Adolfo Vásquez Rocca
El artista como dictador social y el político como escenógrafo Por Adolfo Vásquez Rocca
El artista como dictador social y el político como escenógrafo POr Adolfo Vásquez Rocca
Adolfo Vásquez Rocca Doctor en Filosofía
Doctor
en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso;
Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía
IV. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética
en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello
UNAB. – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la 'Fundación Hombre y
Mundo' y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en México. –
Miembro del Consejo Editorial Internacional de la 'Fundación Ética Mundial'
de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de
'Konvergencias', Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina.
Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil y del Cuerpo Editorial de Sophia –Revista de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador– . Director de Revista Observaciones Filosóficas.
Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla. Consultor Académico Carrera de Filosofía
y Teología, Universidad Cristiana de Chile UCCH – Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo Theoria –Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado– UCM. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. Artista conceptual. Ha publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008.
HEIDEGGER; ESCRITOS POLÍTICOS
Llamada a los estudiantes
Publicado en el Periódico de los estudiantes de Friburgo, el
viernes 3 de noviembre 1933.1
¡Estudiantes alemanes!
La revolución del nacionalsocialismo lleva a un trastorno completo de nuestra existencia como alemanes2.
Tenéis
que acordaros, en lo que está aconteciendo, de ser y permanecer siendo
siempre los que van adelante, los que siempre están preparados; los que
siempre son tenaces y los que nunca cesan de crecer.
Vuestra voluntad de saber busca experimentar lo que es esencial, simple y grande.
Se les hace tarde para afrontar tanto lo que está sujeto a lo inmediato como a lo que compromete a largo plazo.
Sean afirmativos y verdaderos en lo que exigen.
Permanezcan lúcidos y firmes cuando rechacen.
No
perviertan el saber que han obtenido en vana posesión personal.
Guárdenlo como posesión primera del hombre que dirige en cada oficio
popular del Estado Ya no pueden permanecer como simples “oyentes”.
Háganse un deber de participar, por el saber y la acción en común, en la
obra de lo que será en un futuro la Escuela Superior en donde se
formará el espíritu alemán. Cada uno tiene que empezar por poner a
prueba y justificar cada don natural y cada ventaja social. Esto se
lleva a cabo gracias al poder con el que se compromete la lucha del
pueblo entero a través de uno mismo.
Que
día a día y hora a hora se consolide la fidelidad de la voluntad de
obedecer. Que crezca sin cesar el valor de sacrificarse para salvar lo
esencial y hacer brotar la fuerza más intima de nuestro pueblo en su
Estado.
Que ni los dogmas, ni las “ideas”, sean las reglas de vuestro ser3.
El Fürher mismo, y sólo él, es
la realidad alemana de hoy y del futuro, así como su ley. Aprendan
profundamente que siempre cada cosa exige decisión y cada acto
responsabilidad.
¡Heil Hitler!
Llamada a los alemanes.
Publicado en el Periódico de los estudiantes de Friburgo
el viernes 10 de noviembre de 19334.
¡Alemanes, alemanas!
El pueblo alemán ha sido llamado por el Führer para votar. Pero el Führer no solicita nada del pueblo. Él otorga, más bien, la posibilidad más directa de la decisión libre y suprema: ¿el pueblo entero quiere o no su propia existencia?5
Este
voto no puede ser comparado con ninguno de los otros escrutinios que
han tenido lugar hasta la fecha. La singularidad de este voto proviene
de la simple grandeza de la decisión que se trata de tomar. Pero el
carácter inexorable de lo simple y último no permite ni que oscilemos,
ni que titubeemos. Esta decisión última lleva lejos, e incluso pone en
juego nuestro pueblo en la frontera misma de su existencia, que es la de
preservar y salvaguardar su propio ser. Por ahí se erige una barrera
entre lo que puede ser exigido al pueblo y lo que no. En el nombre de
esta ley fundamental del honor, el pueblo salvaguarda la dignidad y la
determinación de su ser.
No
es la ambición, la pasión de la gloria, la voluntad ciega por querer
singularizarse, no el apetito de poder, sino únicamente la voluntad
lúcida de ser uno mismo sin restricción en la carga de su
responsabilidad y el dominio del destino de nuestro pueblo, lo que ha
incitado al Führer a salir de la “Sociedad de las Naciones”.
Eso no
significa darle la espalda a la comunidad de los pueblos. Al contrario,
nuestro pueblo, a través de este paso, se coloca bajo la autoridad de
esta ley esencial para toda existencia humana, a la cual todo pueblo debe primero obediencia si quiere seguir siendo un pueblo6.
Es
a partir de esta obediencia, idénticamente orientada hacia la exigencia
absoluta de asumir sus responsabilidades, como surge únicamente la
posibilidad de tomarse mutuamente en serio, a fin, precisamente por eso,
de declararse a favor de una comunidad.
Querer
una verdadera comunidad de los pueblos, es algo que se distingue tanto
de una fraternización universal inconsistente, y que no compromete a
nada, como de una ciega dominación tiránica. Esta voluntad obra por
encima de esta oposición. Engendra la apertura y la valentía, en el seno
de las cuales, pueblos y Estados pueden sostenerse tanto respecto de sí
mismos como los unos de los otros.
La
elección que el pueblo alemán debe ahora hacer, sólo como
acontecimiento, -e independientemente del resultado- es ya lo que
confirma aún más fuertemente la nueva realidad alemana, la del
socialismo nacional y su Estado.
Nuestra
voluntad de ser popularmente responsables de nosotros mismos, esta
voluntad quiere que cada pueblo encuentre y salvaguarde la grandeza y la
verdad de su destino. Esta voluntad es la garantía suprema de la
seguridad de los pueblos; pues ella misma se une con la ley fundamental
del respeto de hombre a hombre y del honor sin condiciones.
El 12 de noviembre, el pueblo alemán entero va a escoger su futuro. Este futuro está ligado al Führer.
El pueblo no puede elegir el futuro únicamente sobre la base de lo que
se llama consideraciones de política exterior, deposite en la urna una
papeleta inscrita con un “sí”, sin incluir en este “sí” al Führer
y al movimiento que son uno solo, incondicionalmente con él. No está de
un lado la política exterior y del otro la política interna. Hay una
única voluntad, la que quiere la existencia plena y total del Estado.
Esta voluntad, llegó con el Führer al despertar a su pueblo entero, y es la que él ha fundido en una única decisión.
¡Nadie puede abstenerse el día en el que se debe declarar esta voluntad!
Discurso pronunciado en Leipzig.
Sábado 11 de noviembre 19337.
¡Profesores alemanes y camaradas!
¡Compatriotas alemanes y alemanas!
Al
pueblo alemán lo llama el Führer para votar: pero el Führer no solicita
nada del pueblo, da más bien al pueblo la posibilidad la más directa de
la decisión libre y suprema: ¿el pueblo entero quiere su propia
existencia, si o no?
El pueblo va a elegir mañana nada menos que su porvenir.
Este
voto no puede ser comparado en nada con otros escrutinios que se han
llevado a cabo hasta la fecha. La singularidad de este voto se debe a la
grandeza de la decisión que se trata de tomar. Pero el carácter
inexorable de lo simple y de lo definitivo no acepta que se vacile. Esta
decisión definitiva va muy lejos, hasta el punto de poner a nuestro
pueblo en el límite (Grenze) mismo de su propia existencia. ¿Y en qué
consiste este límite? Consiste en la exigencia primera de todo ser
(Seins), la de guardar y salvaguardar su propia esencia (sein eigenes
Wesen). Por eso mismo se erige un límite ente lo que sí puede ser
requerido de un pueblo y lo que no. En el nombre de esta ley fundamental
del honor, el pueblo salvaguarda la dignidad y la determinación de su
manera de vivir. La voluntad de responsabilizase, sin embargo, no es
solamente la ley fundamental de la existencia de nuestro pueblo; es, a
la vez, el acontecimiento fundamental en el cual toma toda su realidad
el Estado del nacionalsocialismo. Esta voluntad de responsabilizarse
conlleva que el trabajo destinado a cada categoría social, arriba o
debajo de la escala, accede con una necesidad igual al lugar y al rango
(Rang) que es el suyo. El trabajo de las diversas categorías sociales
lleva y reafirma la estructura en la cual vive el Estado; por el
trabajo, el pueblo reconquista su autoctonismo atrasado (seine
Bodenständigkeit zurück8);
el trabajo transforma este Estado, como realidad del pueblo, en el seno
del campo de acción de todos los poderes esenciales del ser de los
hombres.
No
es la ambición, la pasión de la gloria, la voluntad ciega por querer
singularizarse, no el apetito de poder, sino únicamente la voluntad
lúcida de ser uno mismo con absoluta responsabilidad en la toma en
cuenta y en el dominio del destino de nuestro pueblo, que ha incitado al
Führer a salir de la “Sociedad de las Naciones”9. Eso no
significa darle la espalda a la comunidad de los pueblos. Al contrario,
nuestro pueblo, gracias a este paso, se coloca bajo la autoridad de
esta ley esencial para toda existencia humana, a la cual todo pueblo debe primero obediencia si quiere seguir siendo un pueblo10.
Es
a partir de esta obediencia, idénticamente orientada hacia la exigencia
absoluta de asumir sus propias responsabilidades, como únicamente surge
la posibilidad de tomarse recíprocamente en serio con el fin, por eso
mismo, de declararse a favor de una comunidad. Desear una verdadera
comunidad de los pueblos es algo que se distingue tanto de una
fraternización universal inconsistente, y que no compromete a nada, como
de una ciega dominación tiránica. Esta voluntad obra por encima de esta
oposición. Engendra la apertura y la valentía, en el seno de las
cuales, pueblos y Estados pueden sostenerse tanto por sí mismos como los
unos respecto de los otros.
¿Qué
ocurre, entonces, con tal querer? ¿Será volver a la barbarie? ¡No! ¡Es
darle la espalda a la práctica de las negociaciones vacías y de los
asuntos de sobornos, recurriendo a la única y gran exigencia de actuar
con toda responsabilidad! ¿Conllevará eso desencadenar la ausencia de
leyes? ¡No! Es profesar lúcidamente la inviolable independencia de todo
pueblo. ¿Es renegar del espíritu de creación de un pueblo de tradición
espiritual y hacer pedazos su herencia histórica? ¡No! Es la ruptura que
marca la nueva marcha de una juventud que ha conocido un barniz de
ilustración y reencuentra ahora las raíces de donde ella va a sacar su
crecimiento. Aspirando al Estado, la voluntad de esta juventud va a
volver a este pueblo duro para él mismo y lleno de consideraciones
respecto a toda obra de buena ley.
¿De qué tipo de acontecimientos se trata entonces? El pueblo recupera la verdad de
su voluntad de existir (Daseinwillens); porque “verdad” no es otra cosa
que la plena manifestación (Offenbankeit) de lo que devuelve a un
pueblo seguro, claro y fuerte en su acción y su saber. De una tal verdad
surge la auténtica voluntad de saber. Y esta voluntad de saber
(Wissenwollenn) limita a lo que puede saberse (Wissensanspruch)11.
Es de ahí, finalmente, como son medidos los límites desde los que un
verdadero cuestionamiento (Fragen) y una verdadera investigación
(Forschen) deben establecer sus bases y hacer sus pruebas. Para
nosotros, es a partir de ahí por lo que la ciencia tiene su origen
(Ursprung). Está ligada y se trae de nuevo a la necesidad de una
existencia nacional étnica (völkischen Daseins) responsable de sí misma.
Por poco que haya pasado por esta necesidad, la ciencia es entonces la
pasión pedagógica de querer saber para volver sabio. Pero sabio, para
nosotros, significa: ser dueños de las cosas con toda lucidez y estar
dispuestos para actuar.
Nosotros
nos hemos liberado de la idolatría de un pensamiento sin suelo ni
fuerzas. Nosotros vemos el final de la filosofía que se puso a su
servicio12.
Nosotros aquí estamos seguros de esto: la lucidez tajante, la seguridad
experta de las obras de pensamiento elemental, sin ninguna complacencia
respecto de la búsqueda de la esencia del ser que está a punto de
regresar. El valor original en el debate con el ser, o bien crece a su
contacto o bien se rompe; este valor es el motivo más intimo del
cuestionamiento propio de una ciencia nacional étnica.13
Pues el valor invita a ir siempre hacia delante, rompe con lo que ha
tenido curso hasta ahora, arriesga lo inhabitual y lo imprevisible.
Preguntar, para nosotros, no es el juego gratuito de la curiosidad. No
es tampoco la terquedad obstinada en la duda a cualquier precio.
Preguntar significa para nosotros: exponerse a la sublimidad de las
cosas y de sus leyes; significa para nosotros: no cerrarse al pavor del
sobresalto frente a lo indomable, ni al desasosiego que nos embarga ante
la oscuridad. Es para poder cuestionar así por lo que preguntamos; y no
estamos al servicio de los que ya terminaron por cansarse, ni de los
necesitados de necesidad apacible junto a sus respuestas confortables.
Nosotros lo sabemos: el valor de caminar con nuestras preguntas al borde
de los abismos de la existencia, el no ceder jamás al vértigo de los
abismos de la existencia (Abgründe des Daseins), este valor ya es en sí
una respuesta más importante que cualquier información aportada por sistemas conceptuales artificialmente construidos.
Y así nosotros declaramos (bekennen14),
nosotros a quienes debe ser confiada en el futuro la protección de la
voluntad de saber de nuestro pueblo, declaramos: la revolución del
nacionalsocialismo no es simplemente la puesta en marcha por otro
partido de un poder ya existente en el Estado, partido que habría
crecido para este fin. Al contrario, esta revolución conduce al trastorno completo de nuestra existencia de Alemanes.
En lo sucesivo cada cosa exige decisión, y cada acto responsabilidad.
Nosotros estamos seguros de que la voluntad de ser responsables de sí
llega a ser la ley de la coexistencia de los pueblos, y que cada pueblo
podrá y cada pueblo deberá necesariamente ser capaz de enseñar a todos
los demás la riqueza y la fuerza de las grandes acciones y las grandes
obras del ser de los hombres.
La elección que el pueblo alemán tiene ahora que hacer, ya por el solo hecho de ser un acontecimiento
-y por completo independiente del resultado- es lo que ya atestigua más
fuertemente la nueva realidad alemana del Estado nacionalsocialista.
Nuestra voluntad de ser nacionalistas étnicamente15
responsables de nosotros mismos, esta voluntad quiere que cada pueblo
encuentre y salvaguarde la grandeza y la verdad de su destino. Esta
voluntad es la suprema garantía de la paz entre los pueblos, porque ella
misma se une a la ley fundamental del respeto de hombre a hombre y del
honor sin condiciones. El Führer ha llevado a esta voluntad a su pleno despertar en el pueblo entero; es ella a quien él ha fundido en una sola decisión. Nadie puede abstenerse el día en que deba declararse esta voluntad.
¡Viva Hitler!16
1 GA, 16, 184.
2 “Die nationalsozialistiche Revolution bringt die Völlige Unwälzung unseres deustchen Daseins”.
3 “Nicht Lehrsätze und >>Ideen<<>
Der Führer sebst und allein ist
die heutige und künftige deustcge Wirlichkeit und ihr Gesetz. Lernet
immer tiefer zu wissen: Von nun an fordert jedwedes Ding Entscheidung
und alles Tun Verantwortung”. Oc, 16, 188.
4 GA, 16, 188-189.
5 “Das deustche Volk ist vom Führer zur Wahlgerufen. Der Führer aber erbittet nichts vom Volk. Er gibt
vielmehr dem Volk die unmittelbare Möglickkeit der höhsten freien
Entschneidung: ob es -das ganze Volk- sein eigenes Dasein will oder ob
es dieses nicht will. Oc, 188.
6 Esta idea será ampliamente desarrollada en otro escrito: Para entenderse en comunidad acerca del fundamento
7 GA, 16, 190-193.
8 GA, 16, 190.
9 >>Liga der Nationen<<. Oc, 191.
10 Das ist nicht
Abkher von der Gemeinschaft der Völker, im Gegenteil: Unser Volk stellt
sich mit diesem Schritt unter jenes Wesengsgesetz menschlichen Seins,
dem jedes Volk zuvörderst Gefolgschaft leisten muB, will es noch ein
Volk sein.” Oc, 191.
La ley esencial para la existencia humana -como ya puede verse en Ser y tiempo,
parágrafos 72 a 77- es la misma unidad y cuidado (Sorge) de la
comunidad que hace ser auténticamente singular a un pueblo. De la forma
del “diálogo” entre un pueblo y otro, entre una verdadera comunidad y
otra, da detenida cuenta el escrito Para entenderse en comunidad acerca del fundamento.
Un posible diálogo entre Francia y Alemania. Véase más adelante, p. 50
ss. Pero lo que ahí se trasluce (y desarrolla a lo largo de todos estos
escritos) es la conjunción ontológico-existencial y política entre el
nacionalismo étnico (völkisch) y la “vuelta atrás” en busca de lo
“autóctono”. Por lo que la “ley esencial” de la existencia de un pueblo
está, para Heidegger, en el cuidado de la tierra y el cuidado de la
raza. Tal y como se corresponde con la Autoafirmación de la Universidad alemana: “Y el mundo espiritual
de un pueblo no es una superestructura cultural como tampoco un arsenal
de conocimientos y valores <>, sino que es el poder que más
profundamente conserva las fuerzas de su
raza y de su tierra, y que, como tal, más íntimamente excita y más
ampliamente conmueve su existencia” (GA, 16, 112; traducción de Ramón
Rodríguez. Tecnos, Madrid, 1989, p. 12-13).
11 Oc, 191.
12
Wir haben uns losgesagt von der Vergöntzung eines boden- und machtlosen
Denkens. Wir sehen das Ende der ihm dienstbaren Philosophie”. Oc, 192.
13 Der
ursprüngliche Mut, in der Auseinandersetzung mit dem Seienende an
diesem entweder zu wachsen oder zu zerbrechennen, ist der innerste
Beweggrund des Fragens einer völkischen Wissenschaft. Oc, 192.
14 Se trataba de una declaración pública.
15 Unser Wille zur völkischen Selbtverantwortung will, (…). Oc, 193. Es difícil la traducción; pero no se trata simplemente de una voluntad nacional, sino de su esencia étnica o völkisch.
16
Casi un mes después, Heidegger se dirige como Rector al Decano en carta
fechada el 13 de diciembre de 1933. Consta en el registro oficial con
el número 12333. Esta carta está estrechamente relacionada con la
conferencia de Leipzig y en este sentido: Heideger pide la ayuda
económica del Decano -10000 RM-para una suscripción con la finalidad de
llevar a cabo la publicación de la profesión de fe de los profesores al
nacionalsocialismo; libro que recogería, como así fue, las diversas
colaboraciones de los citados profesores en torno a la “manifestación de
la ciencia alemana”. En esta carta-petición Heidegger se refiere al
futuro documento con el término Denkschrift“Es bedarf
Keines besonderen Hinweises, daB Nichtarier auf dem Unterschrifftenblatt
nicht erscheinen solle.” (GA, 16, 217). En la manifestación de la
ciencia alemana no caben los “no arios”. Por eso creemos que la
traducción “nacionalista étnico” dado a la palabra nazi völkisch es la correcta. (GA,
16, 216). Solicita, a su vez, que el dinero sea mandado a una cuenta
del Stadtbankkonto de Dresde, 69517, perteneciente a las siglas
>>NSLB-Sachsen, Schriften<<, es decir, Liga de profesores
nacionalsocialistas de Dresde. La carta tiene una coda interesantísima
que dice así:
Martin Heidegger
Alocución a los trabajadores
Lunes 22 de enero 1934
¡Compatriotas alemanes! ¡Trabajadores alemanes!
Como
Rector de la Universidad, les deseo una bienvenida cordial en esta casa
de estudios. Que esta bienvenida sea, desde ahora, el principio de un
trabajo en común. Comenzamos enfrentándonos a lo que tiene de inaudito
el hecho de que ustedes, trabajadores del programa de emergencia de la
ciudad de Friburgo, se hayan reunido con nosotros en el más grande
anfiteatro de la Universidad.
¿Que significa esto?
Por
amplias medidas, de un género nuevo, para crear trabajo la ciudad de
Friburgo les ha permitido recobrar el trabajo y el pan. Se benefician de
este modo de una situación ventajosa respecto de los desempleados de la
ciudad. Pero esta ventaja conlleva, a la vez, una obligación. Su deber
es concebir esta creación de trabajo, y tomar en cuenta el trabajo que
se les ha dado, tal y como lo pide el Führer de
nuestro nuevo Estado (wie das der Führer unseres neuen Staates
verlangt). Crear trabajo, en efecto, no es solamente suprimir una
situación emergente externa, no es solamente alejar una falta interna de
valor, incluso de esperanza. Crear trabajo no es únicamente apartar lo
que oprime -es, a la vez y propiamente hablando, ser constructivo, y
levantar el nuevo futuro de nuestro pueblo.
La creación de trabajo tiene primero que otorgar a los compatriotas sin trabajo y sin ingresos la capacidad de existir2
en el seno del Estado y a la vista de él, y por eso mismo, a la vista
del pueblo entero. El compatriota que encontró trabajo debe hacer la
experiencia de que no está marginado, darse cuenta que tiene su lugar
dentro del ordenamiento global del pueblo y entender que todo servicio,
así como todo trabajo otorgado, tiene un valor que le es cada vez
propio, no solamente intercambiable conmutativamente por otros trabajos o
servicios. A partir de esta experiencia, no dejará, ante si mismo, de recobrar la justa dignidad y el justo equilibrio y, ante los otros compatriotas, recobrar su seguridad así como toda su determinación.
He aquí la meta: hacerse fuerte para existir enteramente como compatriota en el seno de la comunidad del pueblo alemán.
Pero para eso, es necesario:
saber qué lugar ocupa uno como miembro de este pueblo, saber cómo este
pueblo se articula y, dentro de esta articulación, cómo se renueva,
saber lo que le pasa al pueblo alemán en este Estado del
nacional-socialismo, saber en qué dura lucha esta nueva realidad fue
conquistada y engendrada, saber a dónde ha conducido al ser humano la
urbanización en Alemania , y cómo él debe ser llevado de nuevo a habitar
la tierra del campo, saber lo que implica el hecho de que 18 millones
de alemanes pertenezcan a este pueblo, pero no al Reich porque viven fuera de sus fronteras.
Cada trabajador, en nuestro pueblo, debe saber por qué y para qué está ahí donde se mantiene. Es solamente gracias a este saber
vivo y siempre presente por lo que su vida va a poder enraizarse en el
todo que forma este pueblo, y dentro del destino de este pueblo. Por eso es tan importante dar este saber a los desempleados como el de darles un trabajo. Es su derecho y, también, su deber, exigir este saber así como hacer lo necesario para adquirirlo5.
Por
lo tanto, he aquí que tenemos jóvenes camaradas de la Universidad que
se muestran preparados para procurarles este saber. Heles aquí resueltos
a proporcionarles ayuda, a fin de que este saber, en ustedes, se avive,
se despliegue, se afirme -para ya no torcerse jamás. Están preparados
no en tanto “habiendo hecho estudios” y viniendo de la clase de la
“gente bien” –sino en tanto compatriotas que han tomado conciencia de su
deber.
Están
preparados no como “gente culta” frente a un estrato, llamémosle,
inclusive, un “estrato inferior” de personas incultas -sino como
camaradas. Están preparados para escuchar sus preguntas, sus
necesidades, sus dificultades y sus dudas, para examinarlos junto con
ustedes y, en un trabajo en común, a llevarlas a clarificarse,
esclarecerse y concretarse en una solución. ¿Qué significa, entonces, el
hecho de que ustedes estén aquí reunidos con nosotros en este
anfiteatro de la Universidad?
Este
hecho viene a ser la señal de que una voluntad nueva, una voluntad
común esta ahí, esta voluntad es la de crear un puente viviente entre el
trabajador manual y el trabajador intelectual. La voluntad de tender hoy día este puente ya no es una intención condenada
al fracaso. ¿Por qué? Porque, gracias al Estado del nacionalsocialismo,
nuestra realidad alemana se ha convertido en otra: por lo que, y en
consecuencia, todas las representaciones y todos los pensamientos que
han sido concebidos hasta hoy también deben ser diferentes.
Lo que atribuíamos hasta hoy a las palabras “saber” y “ciencia” tienen otro significado.
Lo que pensábamos con las palabras “trabajador” y “trabajo” toman otro significado.
“Ciencia”
no es lo que distrae a una clase privilegiada, la de los burgueses, los
cuales, inclusive, abusarían de esta posesión para utilizarla como
medio de lucha para la explotación del pueblo trabajador. Al contrario,
la ciencia no es otra cosa que el modo más riguroso, más responsable,
de este saber que el pueblo alemán entero debe exigir y encontrar para
existir en sentido propio en la historia y como Estado, si es que este
pueblo quiere todavía salvaguardar su duración y su grandeza y, en el
futuro, defenderlas. El saber de una ciencia de buena ley no se
distingue en absoluto en su esencia del
saber de los campesinos, del leñador, del albañil, del minero, del
obrero. Porque saber significa: no estar perdido en el mundo en el que
nos encontramos todos, tan bien en común como cada uno individualmente.
Saber, significa: en el momento crítico de la decisión y en la manera de proceder, estar a la altura
de la tarea que a cada uno nos es consignada. Verdadera tarea que puede
ser tanto arar un campo, derribar un árbol, cavar una zanja, interrogar
a la naturaleza en cuanto a sus leyes como hacer resurgir la historia
en su poder como destino.
Lo
que es decisivo respecto al saber no es tanto la variedad y la cantidad
de lo que sabemos, sino exclusivamente esto: ¿está el saber a la altura
y ha sido sacado del origen? ¿Está orientado por nuestra esfera de existencia? Y
nosotros mismos, en lo que hacemos y en nuestro comportamiento, ¿nos
hacemos custodios de lo que sabemos? Nosotros no hacemos la diferencia
entre “gente culta” y “gente inculta”. Y esto se debe no a que nosotros
ya no hagamos diferencias, sino a que nuestra apreciación ya no se basa
en esta diferencia. La diferencia, al contrario, la hacemos entre saber de buena ley y apariencia de saber.
El campesino y el obrero, cada uno a su manera y en su dominio, poseen
un saber de buena ley, así como el sabio en su propio campo. Y, por otro
lado, el sabio, a pesar de toda su erudición, puede moverse sólo en una
apariencia de saber.
Si
se trata para ustedes de llegar a ser aquí personas que saben, esto no
significa que se les va a servir restos y migajas de una vaga “cultura
general”, una limosna, en cierto sentido, a título de reparación. En
vosotros debe, más bien, despertarse el saber en virtud del cual podéis ser, cada uno en su categoría social y en su esfera de trabajo, clara y resolutivamente hombres alemanes.
Saber y posesión del saber,
en el sentido en que el nacionalsocialismo entiende estas palabras, no
separa en clases, sino que une a los compatriotas y funde las categorías
sociales en la gran voluntad única del Estado.
De
la misma manera que las palabras “saber” y “ciencia”, las palabras
“trabajador” y “trabajo” han visto transformado su significado y suenan a
nuevo. El “trabajador” no es, como lo requería el marxismo, el puro y
simple objeto de la explotación. La categoría de los trabajadores no
forma la clase de desheredados, quienes se comprometen en una lucha de
clases generalizada. Ahora bien, el trabajo no es tampoco únicamente la
producción de bienes intercambiables con otro. El trabajo no es
solamente la ocasión y el medio de ganar un salario..
Lejos de ahí:
“Trabajo”
es, para nosotros, el nombre que se da a toda manera silenciosa de
hacer y de emprender que comporta una regla y donde se encuentra
comprometida la responsabilidad del individuo, del grupo y del Estado
-de tal modo que está al servicio del pueblo.
Trabajo no hay más que aquí -pero hay trabajo en todas partes-
en donde la libre fuerza de decisión y el libre aguante del hombre se
ponen en juego para que unas voluntades acaben imponiéndose y una tarea
se cumpla. He ahí por qué todo trabajo, en tanto que trabajo, es bueno; algo que revela el pensamiento porque [el trabajo] descansa sobre el libre reino
de un conocimiento que sabe de qué se trata, y sobre un entendimiento
en buena y debida regla de lo que la tarea, fundado sobre un verdadero
saber, requiere. El trabajo proporcionado por un peón no revela, en el
fondo, menos inspiración que la que necesita un sabio.
Trabajador
y trabajo, en el sentido que el nacional-socialismo entiende estas dos
palabras, no separa en clases; al contrario, une y relaciona a los
compatriotas y las categorías sociales dentro de la única gran voluntad
del Estado.
“Los
trabajadores” y “los que conocen de manera sabia” no son polos
antagónicos. Cada trabajador es, a su manera, alguien que sabe. Y es,
solamente, en tanto que sabe por lo que él está en estado de trabajar.
El animal no conoce la prerrogativa de trabajar; al contrario: todo ser
emprende algo a sabiendas, todo ser que toma decisiones en función de
una ciencia es un trabajador.
Es
por eso que, en vosotros como en nosotros, la voluntad de tender un
puente viviente ya no puede quedarse en un deseo vacío y sin
perspectivas de realización. Esta voluntad de perfeccionar la creación de trabajo por una equitativa creación de saber,
esta voluntad debe ser para nosotros una certidumbre del todo íntima y
una fe que nada en lo absoluto debilite. Porque en lo que esta voluntad
quiere, no hacemos más que obedecer a la voluntad eminente de nuestros
Guías (Führers). Formar
parte de los que le consagran obediencia, ¿acaso no significa: querer
inquebrantablemente y en cada instante que el pueblo alemán, como pueblo
del trabajo, vuelva a encontrar su unidad concreta, su simple dignidad,
su fuerza original, y que como Estado del trabajo se asegure su duración y su grandeza?
Para el hombre de esta voluntad extraordinaria, para nuestro Führer Adolf Hitler, un triple <<Sieg-Heil!>>.
1 GA, 16, 232-237.
2 daseinsfähig; oc, 232.
Referencia
Citar (c):
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "HEIDEGGER Y SLOTERDIJK: LA POLÍTICA COMO PLÁSTICA DEL SER, NACIONALSOCIALISMO PRIVADO Y CRÍTICA DEL IMAGINARIO FILOAGRARIO" En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nº 21 | Enero-Junio.2009 (I) pp. 381-393. http://www.ucm.es/info/nomadas/21/avrocca.pdf
VÁSQUEZ
ROCCA, Adolfo, "EL
ARTISTA COMO DICTADOR SOCIAL Y EL POLÍTICO COMO ESCENÓGRAFO",
En Margen Cero, Madrid; Reproducido en Psikeba Revista de
Psicoanálisis y Estudios Culturales, UBA, Buenos Aires,
2006
http://www.margencero.com/almiar/el-artista/
http://www.margencero.com/almiar/el-artista/
Heidegger “el último cerebro de la era agraria”; Una aproximación desde Sloterdijk
ACADEMIA
HEIDEGGER; FILOSOFÍA Y ESCRITOS POLÍTICOS
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "HEIDEGGER Y SLOTERDIJK: LA POLÍTICA COMO PLÁSTICA DEL SER, NACIONALSOCIALISMO PRIVADO Y CRÍTICA DEL IMAGINARIO FILOAGRARIO" En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nº 21 | Enero-Junio.2009 (I) pp. 381-393. http://www.ucm.es/info/nomadas/21/avrocca.pdf
VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "EL ARTISTA COMO DICTADOR SOCIAL O EL POLÍTICO COMO ESCENÓGRAFO", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, NÓMADAS Nº (I) 31 | Julio-Diciembre 2011, pp. 369-386
http://www.ucm.es/info/nomadas/31/adolfovasquezrocca_3.pdf - VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "SLOTERDIJK Y HEIDEGGER: NORMAS PARA EL PARQUE ZOOLÓGICO-TEMÁTICO HUMANO, CULTURAS POST-HUMANÍSTICAS Y CAPITALISMO CÁRNICO CONTEMPORÁNEO", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid UCM,, NÓMADAS. 32 - Julio-Diciembre. 2011 (II), pp. [102-125]
http://www.ucm.es/info/nomadas/32/adolfovasquezrocca_2.pdf - VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "SLOTERDIJK Y HEIDEGGER. LA RECEPCIÓN FILOSÓFICA. RECENSIÓN Y ESTUDIO CRÍTICO", En UNIVERSITAS © Revista de Filosofía, Derecho y Política, Nº 10, 2009, pp. 151-159. Universidad Carlos III de Madrid.
http://universitas.idhbc.es/n10/10-08.pdf - VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "ARQUITECTURA, DISEÑO Y FILOSOFIA EN HEIDEGGER; CONSTRUIR, HABITAR, PENSAR", En ARQCHILE.CL ©, Portal Latinoamericano de Arquitectura, ISSN 0718-431X, Concepción, ISSN 0718-431X, Nº 7 - 2010, http://www.arqchile.cl/arquitectura_heidegger.htm
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "SLOTERDIJK Y HEIDEGGER: HUMANISMO, DESHUMANIZACIÓN Y POSTHUMANISMO EN EL PARQUE HUMANO", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nº 23 | Julio-Diciembre.2009 (I) pp. 303-317 http://www.ucm.es/info/nomadas/23/avrocca2.pdf
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "SLOTERDIJK Y HEIDEGGER: NORMAS PARA EL PARQUE ZOOLÓGICO-TEMÁTICO HUMANO, CULTURAS POST-HUMANÍSTICAS Y CAPITALISMO CÁRNICO CONTEMPORÁNEO", En “Redazione Rosebud” –Critica, Scrittura, Giornalismo– Anno III, DUBLIN, IRELAND, – mayo, 2013
http://rinabrundu.com/2013/05/05/sloterdijk-y-heidegger-normas-para-el-parque-zoologico-tematico-humano-culturas-post-humanisticas-y-capitalismo-carnico-contemporaneo/
VÁSQUEZ
ROCCA, Adolfo, "EL
ARTISTA COMO DICTADOR SOCIAL Y EL POLÍTICO COMO ESCENÓGRAFO",
En Margen Cero, Madrid; Reproducido en Psikeba Revista de
Psicoanálisis y Estudios Culturales, UBA, Buenos Aires,
2006
http://www.margencero.com/almiar/el-artista/
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